Vistos a la distancia, múltiples conflictos que se desarrollan en el universo de un adolescente promedio pueden lucir insignificantes. Por supuesto, cuando te toca experimentarlos en carne propia por primera vez, desde el más trivial hasta el más complejo de los dilemas, adquieren una dimensión hiperbólica. En la película ¡Ánimo juventud!, el guionista y director Carlos Armella traza un relato tragicómico, familiar e incómodo, pero ultimadamente esperanzador, acerca de la juventud capitalina del siglo XXI. El filme forma parte de la Sección Oficial de Largometraje Mexicano de la 18ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Entre ilusión y penurias, alegría y frustraciones, ¡Ánimo juventud! cuenta las historias de cuatro adolescentes que lidian con las contradicciones, el dolor y el absurdo de ser joven en el México moderno. Martin es un vándalo que está enamorado de una chica que ignora completamente su existencia; Daniel es un músico talentoso que se convirtió en taxista tras embarazar a su novia adolescente; Dulce interpreta el rol de una bravucona en la escuela, pero en el fondo es una chica gentil que desea sólo desea ser amada; y Pedro vive completamente decepcionado del mundo de los adultos, así que ha decidido crear y hablar con su propio lenguaje.
“Me topé con la imagen de un grafiti en una pared. Era una declaración de amor: ‘Cristina, te amo’”, relata Carlos Armella acerca del génesis de su película en entrevista con Cine PREMIERE. “Me quedé pensando en quién lo había escrito, y si la persona a la que iba dirigido lo habría leído, y si le habría causado emoción o no. Luego, me quedé pensando en a quién le pertenecía esa pared y en dónde habían pintado ese grafiti. Sin darme cuenta, ya me estaba creando esta historia, que es la historia de Martin. Me imaginé a este personaje siendo arrestado o detenido por pintar una pared ajena y lo que eso conllevaría. La situación me parecía al mismo tiempo ridícula y cómica, pero también trágica para este personaje. Eso me dio el tono de esta historia y conforme la desarrollé, de repente, apareció este otro personaje, que era Dulce. La empecé a construir, y así se fueron sumando el resto de los personajes, conectados por el hecho de que eran jóvenes que vivían en la Ciudad de México de la actualidad”.
El egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y The London Film School (LFS) es un invitado recurrente del FICM, donde ha competido previamente en cinco ocasiones, con el documental Toro Negro (2005); sus cortometrajes Tierra y Pan (2008) –galardonado con el León de Oro en Venecia–, 29 (2010) y Las manos limpias (2012); además de su película En La Estancia (2014). Una prolífica trayectoria que también incluye varios proyectos documentales para televisión, la serie Club de Cuervos y la controvertida miniserie Cuando Conocí al Chapo. Aunque su segundo largometraje de ficción significa una ruptura con el resto de su filmografía, Armella realiza esta transición temática y de tono con soltura.
“[Esta película] me remitió a mi propia adolescencia, esa adolescencia donde un amor no correspondido es el fin del mundo o un padre que no te atiende puede ser algo que te marque de por vida. Esas pequeñas tragedias que se vuelven tragedias más grandes en la cabeza de uno”, dice el director. La propuesta busca eludir las fórmulas que solemos asociar a la comedia juvenil mexicana, apostando por un humor negro y una construcción dramática, ambientación y caracterización más naturalistas. “Me gusta mucho la comedia oscura, esa que es como una punzada en el estómago, más sarcástica, porque creo que también te invita a reflexionar”, añade.
Dicha reflexión obedece a la preocupación del cineasta por el creciente conformismo que observa en la nuevas generaciones. En su opinión, los adolescentes mexicanos del nuevo milenio son educados cada vez más para adaptarse, aceptar y obedecer normas sociales sin cuestionar a las figuras de autoridad, perdiendo en el camino su libertad y capacidad para soñar. Martin, Daniel, Dulce y Pedro representan a figuras que se rebelan contra este sistema e intentan reclamar su lugar en el mundo en esta etapa de autodescubrimiento continuo y primeras experiencias.
Personajes memorables
La premisa original de la película ¡Ánimo juventud! surgió a finales de 2014 y, en cuestión de solo tres semanas, Carlos Armella ya había escrito una primera versión del guion. El proyecto fue puliéndose paulatinamente tras ser seleccionado para formar parte de prestigiosos talleres como TorinoFilmLab (TFL) en 2015 o Cinéfondation del Festival de Cine de Cannes en 2017. Este pedigrí facilitó que la cinta obtuviese el Apoyo para el Desarrollo de Proyectos del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y, más tarde, el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (EFICINE).
Para encontrar a sus protagonistas, el exhaustivo proceso de casting se realizó por medio de una convocatoria masiva, la cual fue difundida por diferentes medios, incluyendo redes sociales. Carlos Armella, junto con sus productores Diego Martínez Ulanosky, Marion d’Ornano y Yadira Aedo, tenían una visión muy clara del tipo de intérpretes que deseaban para la película.
“Quería personajes que fueran memorables, que desde el rostro dijeras: ‘este rostro si representa al mexicano, al latinoamericano’. No quería este retrato aspiracional que solemos ver en la publicidad, donde sólo hay chavos güeritos, blanquitos y delgados, sino que se viera más representado el mestizaje mexicano, el mestizaje latino”, apunta el director. “[Jóvenes] que se vieran muy cotidianos, pero que al mismo tiempo tuvieran ciertas facciones que los hicieran memorables para el público. Quería que existiera una identificación, primero visual, y que eso te lleve como espectador a una identificación emocional también. Que sientas que el retrato es realista, que los personajes tienen una dosis de realismo, aún cuando las situaciones llegan a ser un poco irreales, a veces absurdas”.
Así se sumaron a la película Daniela Arce (Dulce), quien había coprotagonizado Besos de azúcar (2013), de Carlos Cuarón; Rodrigo Cortés (Martin), quien tuvo un pequeño papel en Vuelven (2017), de Issa López; e Iñaki Godoy (Pedro), con roles en producciones televisivas como La querida del Centauro o Blue Demon. Sin embargo, el resto del reparto tenía poca experiencia o carecía de entrenamiento formal en el mundo de la actuación.
Ante este desafío, la producción organizó un taller de dos meses con Viridiana Olvera, directora de casting de películas como Club sándwich (2013), Carmín Tropical (2014) o Esto no es Berlín (2019). Además de trabajar en los fundamentos, durante este ejercicio se brindó a los actores las herramientas específicas que requería para interpretar sus respectivos papeles, tal fue el caso de las clases de trompeta para Mario Palmerin (Daniel) o de grafiti para Rodrigo.
“Nunca ensayábamos las escenas de la película. Más bien, improvisábamos situaciones que emocionalmente fueran similares, que ellos se pudieran identificar, controlar y moldear esas emociones”, acota el realizador capitalino, “para que llegado el momento de filmar hubiera esa naturalidad de ser la primera vez que estaban pasando por eso”. Pero, ¿cómo contar una historia que sintiese fiel a la idiosincrasia de las nuevas generaciones? “El guion estaba definido, estaba cerrado y fue la base, pero la manera de hablar, de actuar, de expresarse y demás [de los personajes], proviene mucho de [los actores], de la interacción que se dio entre ellos y yo”, puntualiza Carlos.
Esa búsqueda de naturalidad también se vio reflejada en la selección de las locaciones de la película ¡Ánimo juventud!, que se apartan de los extremos que solemos ver en la producciones nacionales. Una historia que no tiene lugar ni en los grandes desarrollos urbanos o edificios históricos de postal turística ni en los barrios bravos de la capital. “Quería un retrato contemporáneo de la Ciudad de México, pero en la cotidianidad (…) que se sintiera la vibra, la energía y las texturas de la ciudad. Buscamos diferentes colonias y casas que nos dieran ese eclecticismo que tiene la ciudad, ese desgaste urbano que tiene, que se perciba ‘chilanga’. Editando también el preciosismo en el que a veces caen, sobre todo las comedia mexicanas, de filmar en la Cuauhtémoc, la Roma o la Condesa. Quería que se viera más rasposo, pero sin caer tampoco en una película de arrabal, en irnos a los barrios bajos”.
El rodaje comenzó a finales del verano de 2018, pues la producción requería que los actores se encontraran de vacaciones y una escuela vacía que sirviese como una de las locaciones principales del filme. De hecho, el colegio que vemos durante la película ¡Ánimo juventud!, es el mismo al cual asistió Carlos Armella desde preescolar hasta la preparatoria. El director reconoce que, aunque no podía dejar de imaginar los espacios donde creció al escribir el guion, él no quería usar instalaciones que le resultaban familiares. Tras un infructuoso proceso de scouting, Armella abrazó la posibilidad de volver a sus raíces. Aunque la escuela no permite filmaciones, decidieron hacer una excepción para su exalumno. Carlos describe este proceso como uno “emotivo y muy nostálgico”.
En ese sentido, se trata de una producción que tiene la capacidad para conectar con públicos de distintas generaciones. “Una de las cosas que más me emociona de esta película, desde que leí el guion, es que aplica para diferentes edades y hasta para diferentes etapas de la vida”, expresó la productora Yadira Aedo durante la conferencia de prensa de la cinta. “Una de ellas es cuando eres joven y te identificas con los personajes; otra es cuando ya pasaste por esa juventud, pero que te quedaste con cosas que quieres seguir haciendo; otra como papás, que también dices ¿para dónde van mis hijos?, ¿para dónde va esta juventud?; y como este grito de ‘¡ánimo juventud!’ se necesita ahora más que nunca”.
“Si no es de esta forma, encontraremos otra”
Pese a tener un largo historial en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), esta experiencia será diferente completamente distinta para Carlos Armella. Primero, porque su película ¡Ánimo juventud! fue seleccionada como parte del programa Impulso Morelia en 2018. Allí convivió de cerca con el crítico y programador José María Riva, quien acompañó este proyecto en todo momento, incluso cuando participaron en Cinéfondation en Cannes. El maestro Riva falleció este año y esta edición del certamen fílmico está dedicada a su memoria.
Por otro lado, la crisis sanitaria por COVID-19 hace de esta edición híbrida una celebración mucho más contenida de la cual estamos habituados. No obstante, el director se muestra satisfecho con poder estrenar su película en pantalla grande, en un año que ya consideraba perdido en términos de exhibición. “Personalmente agradezco el esfuerzo que están haciendo. Muchos festivales han tenido que retirarse de la cuestión presencial y hacerlo solo virtual para poder seguir adelante, y Morelia ha hecho un esfuerzo adicional por darle al cine su lugar en las salas”.
Durante la conferencia de prensa, Carlos llegó a coquetear con la posibilidad de realizar una serie o una secuela con estos y otros personajes que aparecen en la película. Lamentablemente, el panorama actual del cine mexicano está lleno de incertidumbre, luego de que la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores aprobasen el dictamen para la extinción de 109 fidecomisos, entre ellos, el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE). Aunque la administración federal ha asegurado que estos apoyos no desaparecerán, aún existe poca claridad sobre las nueva normas y procesos que existirán para acceder a los mismos.
“Es trágico. Nos aseguran que los fondos van a estar, pero no sabemos a ciencia cierta, no vemos donde está la claridad en eso. Yo creo que se están curando en salud, lo cual es grave porque el cine mexicano estaba atravesando por un muy buen momento. Estamos haciendo muchas películas. Hay un problema de distribución y, en lugar de atender ese problema, estamos rompiendo lo que no estaba roto”, reflexiona Carlos Armella. “Esperemos que vengan contrapropuestas que ayuden a retomar lo que teníamos ganado y a seguir construyendo la parte que nos faltaba. Lo veo ‘lamentable’, esa es la palabra, pero creo que no nos vamos a dejar y si no es de esta manera [el modo de obtener recursos para hacer cine], encontraremos otra”, concluye.
La película ¡Ánimo juventud! se proyectará este viernes en Cinépolis Morelia Centro y también estará disponible en Cinépolis Klic por 24 horas, a partir de las 16:15 horas del 30 de octubre.
La entrada FICM 2020: ¡Ánimo juventud!, una película sobre el absurdo de crecer se publicó primero en Cine PREMIERE.
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