Un 4 de septiembre pero de 2014 que la música de Latinoamérica se sacudió por una terrible noticia, Gustavo Cerati, el líder de una de las bandas más importantes en la historia de nuestro continente, Soda Stereo, y figura del rock en general moría a los 55 años de edad. Su fallecimiento impactó por completo a miles de personas que a pesar de todo lo que había sucedido, aún tenían la esperanza de que despertara y se recuperara.
Fueron cuatro años desde que el músico dejó su cuerpo para luchar en alma por vivir. Casi a diario, teníamos noticias sobre su estado de salud, por un lado los doctores eran escépticos al decir que las probabilidades de un milagro eran muy pocas, del otro estaba su familia quienes confiaban en que un día abriera los ojos. Sin embargo, Cerati ya se encontraba en otro plano después de ofrecer –quizá sin saberlo– el último concierto de su vida.
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Gustavo Cerati inicia una nueva etapa
En 2009, Gustavo Cerati estaba pasando por un momento muy interesante de su carrera. Tres años antes había hecho una enorme gira de reencuentro junto a Charly Alberti y Zeta Bosio, recordando los años gloriosos de Soda Stereo. El tour fue un verdadero éxito, y aunque contó que la pasó bien tocando con sus excompañeros, tenía en mente que lo mejor no era vivir de las glorias del pasado, sino continuar por su propio camino.
Es por eso que en aquel año, Gustavo comenzó a grabar y más tarde lanzó lo que se convertiría en su quinto y último álbum de estudio, Fuerza Natural. Un disco donde nos dejaba muy claro que a pesar de tantos años dentro de la industria musical, componiendo clásicos del rock y experimentando con tendencias y sonidos, aún tenía mucho que decir y sobre todo, demostraba que tenía hambre de seguir explorando diferentes sonidos.
La gira de Fuerza Natural y el último show
Así como suelen hacer todos los artistas, Gustavo Cerati armó una gira para promocionar este disco, la cual comenzó con un concierto en el Estadio de Béisbol de Monterrey, Nuevo León. A partir de ahí recorrió gran parte de nuestro país, pues presentó en Guadalajara, Ciudad de México, Tijuana y hasta Acapulco, para pasarse después a Chile, Uruguay, Perú, Estados Unidos, Colombia y por supuesto, su natal Argentina.
Pero la parada que hizo en Venezuela, lamentablemente quedó marcada en la historia de la música como la última oportunidad que tuvo el público de disfrutar de su talento encima del escenario. El 15 de mayo de 2010, Cerati tenía programada una fecha en el Estadio de Fútbol de la Universidad Simón Bolívar en Caracas, Venezuela. Todo parecía normal, una presentación más dentro de la gira que estaba en curso y que continuaría por unos meses más.
Arranca el concierto en Venezuela
El staff llegó hasta el lugar para montar el escenario, las luces, el sonido y el equipo que Gustavo Cerati necesitaba para su show. El rockero argentino hizo la prueba de sonido y prácticamente estaba todo listo para que saliera a dar un concierto espectacular. Llegó la noche y era momento de subirse a interpretar todas sus canciones, y justo en medio de la euforia de todos los fans venezolanos, el músico tomó su guitarra y comenzó a tocar el tema que le da nombre al disco.
Por supuesto que el Fuerza Natural tendría que tener protagonismo durante todo el concierto, es por eso que Cerati arrancó con un combo de rolas de su nuevo álbum, con “Magia”, “Dejá Vu”, “Desastre”, “Amor sin rodeos”, “Tracción a sangre” y “Cactus”, las primeras canciones que suenan cuando le das play al disco. Sin embargo, por supuesto que también se dio el lujo que tocar otras joyitas de su discografía.
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También sonaron algunas joyitas de su discografía
Justo a la mitad del show se escucharon temazos como “Perdonar es divino” y “Uno entre 1000”, las cuales vienen incluidas respectivamente en Bocanada y Ahí Vamos. A partir de este momento, el show se convirtió en un completo recorrido por la trayectoria en general de Gustavo Cerati, interpretando temas que los fans from hell no esperaban que sonaran, como “A merced” y “Pulsar”; con decirles que hasta se aventó “Trátame suavemente”.
Otra verdadera sorpresa fue que durante esa gira, Gustavo se animó a desempolvar rolas que no eran precisamente de su carrera en solitario o de la enorme trayectoria que forjó junto a Soda. Antes del encore se escuchó “Marea de Venus”, una de las canciones que compuso junto a Daniel Melero en el álbum experimental Colores Santos. Antes de “despedirse”, interpretó dos verdaderas joyas, “Vivo” y “La excepción”, dejando a los fans completamente eufóricos.
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Gustavo Cerati cierra un ciclo
Tras escuchar por unos cuantos minutos el grito de la gente, Gustavo Cerati volvió al escenario para agradecerle al público por el enorme recibimiento y por supuesto, para tocar unas rolas más. De inmediato comenzó a sonar las melancólicas notas del piano en “Crimen”, cuyo video y su respectiva grabación le dieron un indicio de lo que más tarde sería su destino, pues en aquel momento pero no nos adelantemos.
La añoranza por un viejo amor terminó cuando se escucharon los primeros acores de “Paseo inmoral”, pero Gustavo cerró aquel concierto de manera enérgica, con una canción que si bien no es la más ponchada de toda su discografía, tiene un mensaje muy importante, “Lago en el cielo”. Cerrando con la frase “hacerte sentir algo que nunca sentiste” –que sin duda describe la forma en que impactaba a las personas con su música–, Cerati terminó aquella presentación con los ánimos a tope.
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El show más exitoso de la gira
Después de tocar 24 canciones, Gustavo Cerati regresó a su camerino animado y contento, todas las personas de su equipo, músicos y demás festejaron por el concierto que acababan de dar. Según lo que cuenta uno de los guitarristas y colaboradores del músico, Richard Coleman, el rockero le había dicho que ese había sido el el show más exitoso de lo que iba de la gira, así que había muchas razones para celebrar esa noche en Caracas.
Adrián Taverna, el ingeniero de sonido que acompañó a Cerati durante toda su carrera, menciona que terminó el concierto y lo fue a saludar al camerino, pero como lo conocía de toda una vida notó que estaba muy pálido. Gustavo sólo le dijo que estaba cansado y después de eso se fue, dejando a todos con un sentimiento extraño, pues al menos Taverna tenía el presentimiento de que las cosas no estaban bien.
Cerati se hizo uno con el universo
Casi minutos después de esto, el músico se desvaneció y su estado de salud se vio gravemente afectado, un accidente cerebrovascular lo estaba poniendo a luchar entre la vida y la muerte. De inmediato lo atendieron pero las cosas se complicaron, de Caracas lo trasladaron a Buenos Aires con la ilusión de que un día se levantara de esa cama y volviera a tocar como antes. Lamentablemente eso nunca sucedió y tras casi cuatro años en coma, respirando de manera artificial, Cerati murió.
Después de tanto tiempo, los seguiremos recordando como una de las figuras más importantes que ha dado Argentina a la música, un pilar del rock en español y un genio que vino a abrirnos la mente a otros horizontes sonoros. Puede que se haya despedido físicamente tras pasar cuatro años en coma, pero su influencia seguirá intacta en las siguientes generaciones influenció. Gustavo Cerati no se fue, se quedó en todos nosotros…
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