La isla de Fuerteventura tiene una crisis de identidad. Pertenece a España, pero, como parte de las Islas Canarias, se encuentra a solo 100 km del sur de Marruecos. ¿Es europea? ¿es africana? ¿por qué sus habitantes hablan con un acento más parecido al cubano que al español? Sus paisajes infinitos de roca volcánica y sus arenas blancas recuerdan a otros mundos de ciencia ficción: remotos y fuera de la civilización terrícola. De hecho, solía ser un lugar de exilio y prisión, a donde se enviaba a disidentes políticos y a los perseguidos por el franquismo. Por alguna razón también se le asocia turísticamente con los camellos, aunque en realidad no hay muchos, o al menos eso nos dice nuestro guía de turistas, mientras un grupo de parejas enamoradas –y yo– conocemos la isla desde su camioneta. Nos dirigimos a las famosas dunas de Corralejo, la atracción principal del tour, excepto que esta vez no las veremos, nos confirma el guía, algo decepcionado. Hay unas amazonas bloqueando el camino.
Un día después lo comprobamos al visitar la locación de Mujer Maravilla 1984: decenas de guerreras de largas trenzas y estatura intimidante se pasean en las arenas de Corralejo, zona ubicada en la costa noreste. Rodeadas de grúas, carpas y props, algunas visten piezas que aparentan ser de cuero, mientras otras presumen túnicas blancas al estilo griego que contrastan con sus modernos lentes de sol. De vez en cuando se abanican al esperar su turno en el rodaje, tratando de quitarse el calor de Themyscira, que en realidad es Fuerteventura (como si la isla no tuviera ya suficiente con sus otras múltiples identidades). Nos informan que algunas de las compatriotas de Mujer Maravilla son verdaderas atletas, luchadoras o jinetes profesionales; y deben serlo, porque están aquí para competir en el evento de eventos: los Juegos Olímpicos de Themyscira, en los que participará una pequeña Diana de 10 años de edad.
La secuencia de los juegos es un flashback con el que la directora Patty Jenkins ha decidido arrancar la segunda película. Aunque ésta se desarrolla en su mayor parte en el Estados Unidos de los años 80, Themyscira y sus amazonas en acción Dicho vistazo al pasado será protagonizado nuevamente por Lilly Aspell, que encarnó a la superheroína durante su infancia en Mujer Maravilla y quien ya es, a su corta edad, una leyenda temeraria. Hija de un jockey profesional, ha hecho todos sus stunts de competidora implacable, que incluyen montar a caballo, correr una pista de obstáculos y volar por los aires más de lo que es bueno para los nervios. “El único que no hizo fue salir de nadar del mar y saltar inmediatamente a un caballo alto. Y eso fue solo porque la aseguradora no nos dejó”, nos confiesa la publicista Lee Anne. “La coordinadora de stunts dice que es de las personas más capacitadas con las que ha trabajado y solo tiene 10 años”.
Lilly Aspell está ausente cuando visitamos la locación, pero las competencias aún no han terminado. Es el día 59 de un total 106 de rodaje y la segunda unidad de filmación está concentrada en captar las proezas ecuestres de algunas competidoras adultas. El set en el que se encuentran incluye grandes pantallas azules, que después de los efectos especiales se convertirán en la grandeza de un estadio. Sin embargo, también se han construido enormes gradas para situar a la audiencia de amazonas vestidas de blanco. Abajo, en la arena, las atletas toman turnos para subirse a los caballos, montarlos a galope y, para sorpresa de todos, saltar de ellos. Unos alambres sujetos a sus cuerpos les permiten volar y hacer marometas en el aire antes de encestar una pelota en unos aros que se han colgado en las alturas. El acto recuerda a los espectáculos circenses. Dos personas en calurosos leotardos azules – y cuya sacrificada labor será borrada en posproducción– también las ayudan a encarrerar a los caballos, pero, aún con todos los apoyos, las guerreras son imponentes y ágiles.
“Para los atuendos de las competidoras inventamos nuestra propia versión de lo que se pondría una atleta amazónica. Está inspirado en ropa deportiva, pues debía ser cómodo y permitirles hacer todo: nadar, arquería, montar caballos. Parece cuero, pero es una fibra más elástica y cómoda hecha por nosotros a través de un proceso de impresión”, nos platica Dan Grace, supervisor de vestuario. Mientras las armaduras vistas en la primera película se han reciclado para crear otros atuendos, el equipo ha creado vestuarios completamente nuevos quien también asegura están muy conscientes de que deben evitar la sexualización de sus guerreras. “Patty tiene la sensibilidad correcta. Sabe muy bien cómo quiere que estas mujeres sean percibidas y sobre todo quién las mira y quién es la audiencia. No vamos a volverlas sexys solo por ser sexys, porque, además de todo, se supone que son una raza real y antigua de personas”.
En este sentido, las amazonas regresan con un poco de esa acción que en la primera cinta fue tan alabada, por evitar los lugares comunes en las secuencias de batalla, y por mostrar la fuerza del cuerpo de las guerreras sin cosificarlas. Patty Jenkins, quien se reúne con los periodistas bajo la sombra de una carpa, confiesa que trata de no pensar en cuestiones de género al aproximarse a la historia de su heroína, excepto cuando se trata de las escenas de acción.
«Ahí sí estoy muy consciente del género», nos dice, alegre y risueña, inmune a las presiones de dirigir un set de 300 personas a diario. » En la primera fue fascinante darme cuenta de cómo las mujeres responden fuertemente a las escenas de acción, opuesto al cliché de que no nos gustan. A todos nos gustan, mientras te sientas en los zapatos del personaje y entiendas el objetivo principal. Al minuto uno en que alguien me propuso cosas como golpazos con la cabeza dije: no, de verdad que no nos gusta eso».
De acuerdo con la cineasta, una de las claves para salirse de las fórmulas de testosterona en cuanto a las escenas de acción fue preguntarse: ¿eso es lo que haríamos en una pelea? «Es decir, me encantaría luchar contra todo este grupo de villanos y evitar que hicieran maldad en el mundo, pero nunca le daría un cabezazo a uno para lograrlo (ríe). Entonces, es hacerte esas preguntas. Fue satisfactorio descubrir que hay algunos de estos gestos considerados “de hombres” que de plano ni se te ocurren a la hora de imaginar batallas. Eso ha sido muy divertido. Puede que tengas el mismo objetivo, pero creo que las mujeres vamos a tener una aproximación distinta para conseguir lo mismo. Eso para mí fue fascinante».
Mira el nuevo detrás de cámaras de Mujer Maravilla 1984 aquí.
Del otro lado del set, por su parte, se viven en otros tiempos. La primera unidad está ocupada con una secuencia de persecución y pelea que toma lugar en los años 80 y que involucra a villanos militarizados en el Medio Oriente (sí, resulta que Fuerteventura también es El Cairo). Gal Gadot no luce su traje superheróico, sino unos pantalones de vestir y una blusa holgada, mezcla de “Linda Carter y Annie Hall”, como ellos la describen. La actriz forcejea dentro de un automóvil que está siendo atacado. Oímos disparos. De pronto divisamos en el asiento de al lado a alguien que no debería estar ahí…
Lee la historia completa y las entrevistas con Patty Jenkins y el elenco en Cine PREMIERE octubre 2020.
La entrada Los juegos olímpicos de Patty Jenkins: en el set de Mujer Maravilla 1984 se publicó primero en Cine PREMIERE.
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