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FICM 2020: Fuego adentro, una tragedia enraizada en tierra maldita

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La violencia trasciende los tiempos actuales. Mantiene cierta afinidad con la obstinada maleza que sobrevive al paso de los años, continuamente resurgiendo en cualquier jardín, incluso en el más paradisíaco. Así podría parafrasearse la premisa sostenida por el director Jesús Mario Lozano en su último filme de ficción Fuego adentro, el cual llega esta semana a la 18° edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) en la sección de Largometraje Mexicano.

La cinta se filmó en el pueblo mágico de Cuetzalan, ubicado dentro del estado de Puebla, al sureste de México.

El espacio y la tragedia

Fuego adentro sigue a un muchacho taciturno, de nombre León, que pasa sus días en la ciudad montañosa de Cuetzalan limpiando tumbas y recorriendo la periferia natural de la urbe poblana, para finalmente pernoctar en un destartalado cuarto, en soledad y atento a lo que podría suceder afuera de su ventana. Es claro que algo oculta, quizá un pasado truculento, evocado por los cerdos descuartizados de un matadero que cierta noche llaman su atención. Sin embargo no será hasta la inesperada visita de su hermano menor que León deberá hacer frente a su vida previa y a un destino ineludible.

Desde su gestación, ambientar esta narrativa en Cuetzalan era ya una condición prioritaria. Jesús Mario Lozano y su productora Ruth Smith habían andado anteriormente la Sierra Norte de Puebla –donde se enclava aquel pueblo mágico– a razón del proyecto documental La sangre bárbara (2014). De acuerdo con el director, fueron años de investigación de campo que finamente hicieron de aquella población, con fuerte presencia indígena, el escenario idóneo para Fuego adentro.

«Creo que Cuetzalan es un espacio muy especial, es uno de los lugares más extraordinarios de este país en cuanto a la belleza natural y del pueblo en sí, pero también hay una energía muy especial, muy significativa», comentó Lozano en una reciente conferencia de prensa, con motivo del FICM 2020. «Ese lugar, donde [todo] es tan bello, tan hermoso, tan misterioso, contrasta con la vida interna de los personajes. Es algo que también siento que pasa en el país, o sea, el pueblo sigue, la vida sigue, la belleza de este país sigue mientras que en las entrañas cosas horribles están sucediendo. Y creo que Cuetzalan, con su peculiar belleza, era perfecta para contar esta historia».

Hugo Catalán interpreta a León.

El realizador neoleonés dividió su película en cuatro segmentos titulados conforme a místicos escenarios de la cosmogonía nahua. De este modo, pretendió establecer un vínculo entre la mitología precolombina y la vida del enigmático León, que se convierte en una metáfora del descenso al infierno. «Es este viaje que parte desde las diferentes superficies, como ellos [los nahuas] lo manejan, hasta llegar como quien dice al árbol de la inmovilidad total, que es el desastre absoluto», nos dice Jesús Mario Lozano.

Más a fondo, «la cosmogonía nahua fue muy importante para hablar de una historia que trasciende el tiempo contemporáneo y que de algún modo pertenece a siglos de violencia que ha tenido este país desde que es país, y antes de serlo como tal», agrega el realizador de 49 años. Fuego adentro cuenta entonces la estremecedora historia de dos hermanos que, según lo que el cineasta permite inferir, se originó en un pasado remoto. No obstante sigue brotando repetidamente con nuevos rostros y en nuevas circunstancias, perpetuando así el «destino trágico» que estigmatiza el ensangrentado suelo fértil que es México: una tierra maldita.

Los rostros actuales

En los hermanados roles de Fuego adentro figuran los histriones mexicanos Hugo Catalán (La casa de las flores) y Armando Espitia (Te llevo conmigo), de quienes el director destaca su talento, sensibilidad y rapidez para conectar con la historia plasmada en el guion.

«Te vas integrando al proyecto de una manera muy orgánica, con muchas pláticas, muchos cafés y algunas cervezas por ahí también», afirmó Catalán. «En realidad lo que veíamos en el guion era una mirada muy particular de todo un universo enorme de violencia y pasiones que ocurren en este país, o que han ocurrido y que ocurrirán […] Jesús es una persona muy apasionada, entonces esa pasión la transmite y te invita a que participes de ella».

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Armando Espitia es Andrés, el hermano menor de León.

Fue intención de Jesús Mario Lozano y Ruth Smith que su producción independiente se valiera de un equipo muy pequeño, a fin de facilitar «un ambiente de intimidad y de confianza» que se reflejara en pantalla. De acuerdo con el director, sus mismos actores tuvieron que desempeñarse como parte del staff, cargando trípodes durante los traslados para rodar en la montaña, e incluso Hugo Catalán tuvo que levantar sonido en un par de escenas. Sin embargo, todo era parte de una colaboración más profunda, pactada con anterioridad y que ambos intérpretes actualmente atesoran como una grata experiencia.

«Es algo que me gusta a mí hacer como actor: colaborar realmente y ser partícipe desde varios niveles y en varios aspectos de una película, y Jesús nos propuso eso», expresa Espitia. «Me propuso eso y no había manera de rechazar una propuesta así, con un material interesante y con un equipo interesante dispuesto a la colaboración artística. Y aquí estamos hoy [en Morelia]».

Como parte de la selección oficial del FICM 2020, Fuego adentro se proyectará este jueves 29 de octubre en Cinépolis Centro de Morelia, a las 15:45 horas. También podrá verse por internet durante 24 horas, vía Cinépolis Klic, a partir de las 16:15 horas de la misma fecha.

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La fotografía de Fuego adentro corrió a cargo de Miguel Ángel García (Club de Cuervos).

Aquí se puede consultar la programación completa del magno festival cinematográfico.

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