En 1968, durante la Convención Nacional de Demócrata, varios grupos que estaban en contra de la guerra de Vietnam se manifestaron en la ciudad Chicago. Como no tenían un permiso para manifestarse, se vieron obligados a concentrarse en el parque Grant. Las autoridades, en respuesta, desplegaron sus fuerzas para contenerlos. El resultado fue un enfrentamiento violento, que provocó heridos. El gobierno decidió entonces acusar a los líderes de haber cruzado líneas estatales para incitar a la violencia. La segunda película de Aaron Sorkin como director, The Trial of the Chicago 7, retrata dicho juicio, explora las tensiones internas dentro del grupo y lo que realmente sucedió en la protesta.
Platicamos con el director y escritor por videollamada sobre la protesta como generadora de cambios sociales y sobre el proceso de investigación de un proyecto que, a pesar haberse concebido y escrito hace una década, llega en un tiempo impecable.
Tomó bastante tiempo lograr concretar esta película…
En 2006, Steven Spielberg me pidió que fuera a su casa un sábado en la mañana. Para dejarlo claro, eso es bastante inusual: yo no suelo pasar tiempo con Steven Spielberg. Me dijo que quería hacer una película sobre las protestas que ocurrieron en Chicago y ese juicio de conspiración de locura. Cuando eso sucedió, en 1969, yo solo tenía siete años y no sabía de qué me estaba hablando. Pero dije que sí.
¿Cuál fue el reto más grande a la hora de aproximarte y retomar este tema?
Primero que nada, como alguien que al inicio no tenía mucha idea de lo que pasó en el año 68, y luego en el juicio que fue del 69 a 1970, tuve que investigar muchísimo. Pero una vez que has investigado tienes que pensar qué historia es la que quieres contar. Creo que si le pidieras a 10 guionistas que escribieran un relato basado en los 7 de Chicago tendrías 10 películas diferentes. Me tomó un año y medio escribir un borrador y el día que lo entregué empezó la huelga de los guionistas en Hollywood, así que nadie teníamos permitido hablar sobre el proyecto. Para cuando la huelga acabó, las personas involucradas en el proyecto ya tenían otros compromisos.
Era también mucha información que debías meter en el relato…
Decidí que íbamos a contar tres historias simultáneas: un drama de legal, la evolución de la protesta y la tercera sería la historia de Tom Hayden y Abbie Hoffman [los líderes de la protesta y acusados principales, interpretados por Sacha Baron Cohen y Eddie Redmayne], que no hubiera podido obtener de una transcripción o de los muchos libros que se han escrito sobre e tema. Solo llegué a ella porque tuve oportunidad de pasar tiempo con Hayden antes de que muriera. Lo que obtuve de Tom fue su relación personal con Abbie y la fricción que hubo entre ellos y que vemos a lo largo de la película.
¿Y qué hay de Bobby Seale, miembro de los Black Panthers y que fue exonerado? ¿Se involucró de alguna forma en el proceso creativo?
No personalmente, pero sí lo hizo a través de las cosas que escribió. Era mi intención pasar tiempo con los miembros de los 7 que siguieran vivos, que eran Rennie [Davis, otro de los acusados], Bobby y Hayden, pero por varias circunstancias la película siguió posponiéndose y posponiéndose.
¿Cuánto diálogo se obtuvo directamente de la transcripción del juicio?
Primero que nada, el juicio duró seis meses y esas transcripciones de la corte son 21 mil páginas. Así fue la cosa: cuando se trataba de ciertos momentos como aquél en el que Bobby Seale objeta y la forma en que el juez Hoffman responde, yo no iba a interferir con eso para nada. Era como algo sagrado. Pero en otros momentos sí pude tomar la idea de un interrogatorio y convertirlo en algo más cinematográfico sin pervertir los hechos.
Con todo lo que está sucediendo en el mundo ahorita, ¿tuviste oportunidad de cambiar o actualizar el guion para reflejar problemas actuales?
La respuesta es no, ni una palabra. Más bien, los eventos actuales cambiaron para espejear el guion. ¿Cómo es posible que, después de pasar por ese dolor de los años 60, la lucha por los derechos civiles, nos encontremos de regreso en el mismo lugar?
¿Cuál es tu esperanza para la conexión que hagan las nuevas generaciones con la película?
Una de las cosas es que esta película honra a los manifestantes y a la protesta. Para ser honesto, mi hija de 19 años de edad me está enseñando mucho sobre la protesta social. Cuando era adolescente se unió a la marcha de la mujeres el día después de que Donald Trump inaugurara su presidencia. Ha estado en las calles protestando estas últimas semanas con el movimiento Black Lives Matter, así que cuando ella vea esta película y otros jóvenes de su generación lo hagan también –espero que lo hagan–, verán que la protesta social es una forma honorable de patriotismo. No es “antiamericano”. Ella verá que cada cambio importante en Estado Unidos ha estado precedido por la protesta social. Ha sucedido POR la protesta social, así que ella y sus amigos en realidad son, como dice el refrán, a los que todos estábamos esperando.
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