Se respiran tiempos de tiranía. Más que nunca, hemos emprendido una batalla sin fin contra aquellos que han sido señalados como nuestros enemigos. ¿Será que nuestro corazón aún recuerde lo que es la solidaridad? ¿Todavía seremos capaces de tomarnos un momento y reflexionar sobre nuestra realidad? En un contexto sumamente complejo para la humanidad, Wolfwalkers llega a nuestras pantallas como un poderoso cuento de empatía cuando la desesperanza parece haberse apoderado de nosotros.
“Espero que Wolfwalkers pueda inspirar un poco de empatía en todos”, nos dice el nominado al Óscar Tomm Moore. “No puedo recordar quien lo dijo, pero alguien alguna vez mencionó que el cine es una máquina de empatía. El mostrar el mundo de otro, el punto de vista de alguien más, nos permite imaginarnos a nosotros mismos en los zapatos de otros; ya sea a través de quienes son considerados intrusos y a quienes se nos ha dicho que debemos odiar”.
El responsable de cintas como Song of the Sea (2014) o El secreto del libro de Kells (2009) codirige la ópera prima de Ross Stewart –director de arte de Kells o ParaNorman (2012)– para mostrarnos aquel mensaje a través de una jauría de lobos que amenaza a una vieja colonia que forma parte de la antigua Irlanda. “[La empatía] es algo que, tristemente, hemos ido perdiendo”, afirma Moore. “Y parece que realmente nos hemos metido en un lugar donde será difícil superar las divisiones que imaginamos entre nosotros. Pero, de alguna forma, tal vez los jóvenes sean la esperanza, y puedan ver más allá de esas divisiones y unirse. El mundo depende de nosotros, de que veamos más allá de esas divisiones y podamos trabajar juntos”.
Wolfwalkers narra la historia de Robyn Goodfellowe, una pequeña niña inglesa que emigra a Irlanda junto a Bill, su padre, un cazador que debe ayudar a una comunidad que busca erradicar a la jauría de lobos que la amenaza. Obligada a permanecer encerrada en casa, Robyn comienza a desarrollar su talento en la profesión de su padre. Sus deseos por explorar el mundo que rodea su nuevo hogar, la lleva a descubrir algo desconocido sobre aquel grupo de animales. De la mano de una niña peculiar llamada Mebh MacTíre, Robyn entiende que la verdadera amenaza que pone en peligro su vida no es realmente aquella que se le ha dicho desde siempre.
Esta búsqueda por la libertad arrebatada, que muestra a la tiranía en su fase más agresiva, se convierte en algo muy familiar para las audiencias del Siglo XXI. Para Stewart, lo que impulsa el espíritu rebelde de la pequeña Robyn es algo que se encuentra germinado en aquellos que serán el futuro del mundo. “Cuando la gente joven alrededor del mundo comienza a darse cuenta de quienes son, y en qué tipo de adultos se están convirtiendo, se enfrentan a un gran rechazo, ya sea de sus padres o de la sociedad; incluso entre sus colegas. Hay una gran presión que los rodea. Y muchas veces, se necesita un gran valor para ellos para rebelarse ante eso y decir: ‘no. Esto es lo que soy, esto es en lo que creo y en esto me quiero convertir. Creo que es una fase importantísima [de la vida]. Eso es algo universal y espero que el público de Wolfwalkers reaccione ante eso”.
Fiel al espíritu del cine animado, Wolfwalkers emplea una metáfora para explorar ese espíritu de tiranía y división que hoy invade al mundo fuera de la pantalla. Aunque el proyecto de los estudios Cartoon Saloon y Mélusine productions comenzó a trabajarse en 2013, su historia termina siendo, en palabras de Tomm Moore, “mucho más relevante de lo que pensamos que sería. En un contexto donde la realidad alcanza rápidamente a la ficción, Tomm espera que esta película “pueda ser una pequeña parte del cambio” que el mundo necesita.
“Nuestra historia de colonización ocurre en un periodo ambientado hace 400 años, más o menos, cuando los británicos comenzaron a imponer su voluntad en los países que querían controlar”, afirma Moore. “Robyn es una pequeña niña de Inglaterra que, al principio, ve a los lobos, a los irlandeses, a los paganos y a los Wolfwalkers en el bosque como los grandes enemigos a los que ella debe vencer. Ella quiere ser parte de esa fuerza colonizadora. Ella desea matar a los lobos para mostrarle a la sociedad que es parte de ellos. Las cosas se complican cuando ella entabla un lazo de amistad entre los llamados ‘enemigos’ y es así como ella comienza a ver el mundo desde una perspectiva distinta. Y con una transformación mágica, ella es capaz de comprender la perspectiva de los lobos y mira la realidad a través de los ojos de los que quería cazar al inicio. Wolfwalkers es una metáfora de lo que todos necesitamos hacer. De alguna forma, tenemos que dar ese salto de imaginación para ver el mundo a través de los ojos de nuestros supuestos enemigos”.
Para ambos cineastas, las herramientas narrativas y visuales del cine animado le dan al género un futuro muy prometedor. “Estamos muy emocionados con lo que está sucediendo con la animación”, nos dicen. En un mundo donde los trazos, las formas, los colores y materiales se han convertido en herramientas infinitas e inagotables de un cine poderoso, Wolfwalkers rompe las fronteras de un género que ha sido encasillado por la cultura pop como «sólo para niños, destinado a las familias o a ciertos grupos demográficos, sino como un cine abierto a todos y para todos”.
Wolfwalkers forma parte de la edición 2020 del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, cuya edición híbrida permitirá ver esta historia en todo el país este 15 de noviembre en su sitio web. Posteriormente, la cinta dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart llegará a más de 100 países –incluido México– este 11 de diciembre a través de Apple TV+.
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