La noche de este domingo 27 de septiembre se llevó a cabo la 62 entrega del Ariel 2020 para premiar lo mejor del cine mexicano; sin embargo, en esta ocasión se celebró de una manera un tanto fuera de lo convencional.
Debido a la pandemia de COVID-19, se trató de una entrega híbrida, con el director y productor Roberto Fiesco y la actriz Verónica Toussaint como conductores, transmitiendo en vivo desde un estudio de grabación sin espectadores. Los ganadores, por su parte, se conectaban a través de videollamadas para recibir sus premios y enunciar sus agradecimientos y discursos. La combinación le dio a la fiesta de la AMACC una suerte de carisma, debido a que sufrió de algunos tropiezos que nos representan a todos durante la pandemia: inevitables dificultades técnicas, pantallas que se congelan, un apagón, sonidos de notificaciones de aplicaciones de mensajería durante las videollamadas, etc. Sin embargo, estos incidentes también sirvieron para resaltar otra cosa que representa las luchas de la pandemia: la actitud de quien se avienta a encontrar otras formas de hacer, sabiendo que es probable que no se tenga control sobre muchos elementos.
Estos fueron los mejores momentos, de esta entrega histórica.
A un año y medio de que se presentara al mundo en la alfombra roja del Ariel 2019, la iniciativa feminista abrió la entrega con un emotivo spot, en el que enuncian el trabajo realizado: la presentación del primer protocolo para evitar el acoso y el hostigamiento en las producciones audiovisuales, y el análisis de las narrativas mediante un podcast que ofrece espacios de reflexión. La colectiva también hizo un llamado a la industria a tomar acciones para acabar con la normalización de la violencia y la discriminación.
A lo largo de la entrega, el pañuelo rojo del movimiento fue portado por diferentes mujeres galardonadas, como Astrid Domínguez, directora ganadora de Mejor cortometraje de ficción por Las desaparecidas, y la misma Verónica Toussaint al conducir.
Además, Mónica Lozano, presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, no dejó de mencionar durante su discurso al primer Protocolo Integral para Prevenir y Atender el Acoso y el Hostigamiento para la Producción Audiovisual, mismo que Ya es hora MX presentó en conjunto con ocho casas productoras mexicanas recientemente.
En una ceremonia larga y con algunas decisiones poco eficientes –como mostrar continuos clips de las películas nominadas en cada categoría antes de enlistar, nuevamente, a los nominados de dicha terna–, la naturalidad de Roberto Fiesco y Verónica Toussaint convirtieron a la entrega en un espectáculo de espontaneidad y diversión. Su conducción, aunque no sin sobresalto debido a la improvisación constante, otorgó una agilidad que siempre es esquiva a otros premios que no pudieron escapar a la monotonía (tal es el caso de los Emmys).
En otras situaciones más normales, los improvistos y escollos técnicos cabrían dentro de los puntos cuestionables de una ceremonia, pero en esta ocasión la acercaron a las experiencias del público, uno que ha vivido meses en videollamadas y dinámicas a distancia. Hubo todo lo que ha caracterizado a al sana distancia virtual: complicaciones del micrófono de Mónica del Carmen, al recibir el premio a Mejor coactuación femenina, el micrófono que olvidaron apagar en un momento inoportuno, las notificaciones de WhatsApp Web de Raúl Briones, las fallas auditivas de Juan Daniel García al recibir el premio a Mejor revelación actoral, la sonrisa congelada Edward Gurrola y uno que otro error en los títulos superpuestos. C’est la vie…
Y hablando de momentos títpicos de la pandemia, ¿cuántos niños no han hecho photobombing en las videollamadas de sus padres? Cuando el director Fernando Frías de la Parra y el editor Yibrán Asuad se conectaron para recibir el premio a Mejor edición por Ya no estoy aquí, los hijos de Asuad hicieron una pequeña aparición con todo y coreografía para celebrar el logro de su padre. Curiosamente, aunque solo los vimos unos pocos segundos, no dejaron de sacarnos unas cuantas risas mientras bailaban y portaban una máscara del único e inigualable Chewbacca.
Sin duda los padres de familia que ahora hacen home office pueden identificarse con momentos como éste: no, a los niños no les importa cuántos premios ganes, ni qué tan famoso o importante seas.
La compositora Lucía Álvarez (El callejón de los milagros; Mezcal), que ha creado la música para más de 20 películas y más de 30 obras de teatro, recibió el Ariel de Oro este año por su trayectoria en la industria. Con una remembranza sobre su carrera, culminó su discurso dedicándolo a todas las mujeres de México que luchan por tener un reconocido lugar en su profesión.
Verónica Toussaint, antes de presentar la categoría de Mejor «vestuaria», se cuestionó el por qué definir al galardón como «El Ariel» cuando también odría aceptar el femenino: «La estatuilla del Ariel». Finalmente, al dar el galardón a Magdalena de la Riva y Gabriela Fernández por su trabajo en Ya no estoy aquí, Fiesco se refirió al premio como «Le Ariel» y más adelante, cuando Taísa Malouf Rodrigues recibió el premio a Mejor diseño de arte, también se refirió a la estatuilla como «La Ariel».
Este año, la exhaustiva cuarentena y el encierro se han vuelto ya el estado natural de muchos de nosotros, que hemos permanecido en casa para evitar la propagación del virus y posibles contagios. Por lo tanto, la ceremonia del Ariel dedicó un pequeño espacio a un tributo al aislamiento en el cine, mostrando clips y momentos de películas como El castillo de la pureza (1973), El ángel exterminador (1962) y El esqueleto de la señora Morales (1960), que retratan situaciones como descubrir nuevas actividades, la pérdida de la noción del tiempo e, inevitablemente, los nuevos hábitos de limpieza.
«¡Espera! Lávate las manos y ponte alcohol«.
El esqueleto de la señora Morales (1960)
Mariachi, alfombra roja, globos y una lona impresa con la estética y la imagen del Ariel… la familia del actor Luis Alberti no escatimó esfuerzos para que éste en verdad se sintiera en una ceremonia. Al recibir el premio de Mejor actor por la película Mano de obra, Alberti dio un emotivo discurso dedicando el premio a los trabajadores mexicanos, que con sus manos construyen al país. Asimismo, recordó que el cine mexicano «tiene un lugar muy digno en el mundo». Una vez que finalizó, mostró una estatuilla de juguete –esas que todos hemos visto con forma de Óscar– que su familia le había comprado para que pudiera sostenerla e imaginarse que era el Ariel.
Y por último, pero no menos importante…
Cada que el renombrado actor intentaba comunicarse con Verónica y Toussaint y Roberto Fiesco, algo salía mal con su Zoom y con su Internet. Al final la inoportuna situación terminó siendo un sketch de Giménez Cacho, quien al final apareció de forma presencial en los estudios para presentar el ganador a Mejor película.
No obstante, su situación con la tecnología nos hizo recordar nuestras propias malas e inevitables experiencias cada vez que nos unimos a nuestras clases en línea y a nuestros trabajos desde casa.
La entrada Lo mejor de la ceremonia del Ariel 2020 se publicó primero en Cine PREMIERE.
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