Al escuchar el título Las tres muertes de Marisela Escobedo sabemos exactamente cuáles son esas tres muertes. Ya desde ahí sabemos que este documental, estrenado en Netflix esta semana, será una historia desgarradora. Éste explora el infierno que vivió Marisela Escobedo después del feminicidio de su hija Rubí y el fracaso absoluto de nuestro sistema de justicia. Es un relato de impunidad, de indiferencia de las autoridades, de crimen de Estado, pero también de una mujer que se convirtió en símbolo de lucha porque probó que el amor siempre será más grande que el miedo.
Hablamos con su director Carlos Pérez Osorio y su productora Laura Woldenberg sobre el proceso de contar una historia tan dolorosa y la responsabilidad que tenemos para evitar que se siga repitiendo.
¿Cómo llegaron ustedes a contar esta historia?
Carlos: Llegamos a la historia de Marisela por la cercanía que yo tengo desde hace muchos años con el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en Chihuahua. Ellas son quienes representaban a Marisela hace 10 años, después de la absolución de Sergio [el feminicda de su hija Rubí], y actualmente son las representantes legales de la familia Escobedo. Ellas hace cuatro años estaban preparando el expediente que iban a mandar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y ahí es donde Ruth Fierro me hace entender la dimensión de la historia de Marisela. A través de ella y de Gabino Gómez pude acceder al contacto de Juan Manuel y de la familia, y ahí es donde les pedimos permiso para tratar de levantar este proyecto e ir de la mano con ellos todo el proceso.
Laura: Yo tuve la fortuna y el privilegio de que un buen día llegó Carlos a acercarse a Vice Studios para presentarnos que tenía la aprobación y el compromiso de la familia para contar la historia. Cuando se acercó a contarnos que este proyecto se podía realizar, no dudamos un segundo en querernos involucrar para poder producirla. Sin duda fue una responsabilidad tremenda, por lo importante que es esta historia y por lo que refleja del México que vivimos actualmente; pero también con la familia, con Juan Manuel, los hermanos y los hijos de Marisela, que nos dieron toda la confianza, nos abrieron sus diarios personales, sus álbumes fotográficos, sus videos personales de su vida, etc.
Carlos, ¿por qué consideraste que tú eras el indicado para dirigir el documental?
Carlos: Yo creo que la historia estaba cerca de mí. Había un acceso, había la gente adecuada, ya se había establecido una confianza con la familia antes de que yo buscara contar la historia. Yo venía trabajando con el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en sus diferentes frentes de lucha. Ellas acompañan a víctimas de desaparición forzada, hacen acompañamiento psicológico, tratan temas de violencia de género, de feminicidio; estar tan cerca de ellas me hizo solamente admirar ese trabajo y querer formar parte de eso de alguna manera. Yo quería comunicar el trabajo que ellas hacían y pues esta historia es la que estaba ahí, es la historia que se presentó, y tuve el gran honor y la fortuna de ser a quien le confiaron en un inicio este documental y después de encontrar a gente como Laura que me ayudaron a hacer un trabajo colaborativo que puede poner la historia de Marisela Escobedo y su lucha en las mesas de conversación del país.
¿Por qué tomaron la decisión de recrear viñetas de la historia, como la entrega de volantes durante la desaparición de Rubí?
Carlos: Desde el principio teníamos muy claro que teníamos que contar la historia de una manera distinta a como se venían abordando las narrativas de feminicidio. Afortunadamente teníamos mucho material grabado en voz de Marisela y queríamos hacer que la audiencia se pusiera en sus zapatos por un ratito y pudiera sentir la desesperación, frustración y soledad que ella sintió. Para esto, haciendo una investigación profunda con relatos de familiares, amigos y Marisela misma, recreamos estas situaciones en los lugares en donde pasaron. Había que usar un recurso narrativo evocativo, más cerca de la ficción que del documental, para que la audiencia se pudiera envolver en estos momentos, que dejaran del lado todo el caso, toda la información y todo lo jurídico y se pudieran concentrar en qué estaba sintiendo Marisela en esos momentos. Creo que ahí es donde realmente podemos entender el tremendo dolor que causa un feminicidio en una familia. Queremos invitar a la reflexión y a que la gente se sume a la exigencia de justicia, porque puede empatizar con este dolor que ven en pantalla. O por lo menos eso es lo que esperamos.
Laura: Uno de los retos de estos documentales es cómo recrear a un personaje que ya no está contigo. Entonces, con todos los audios que había dejado Marisela en entrevistas y los audios de las audiencias, pudimos recrear desde su punto de vista lo que fue viviendo. Uno de los retos era ese: ¿cómo hacer para que la audiencia sienta que Marisela le está hablando, sin tener una entrevista que nos haya dado a nosotros a cámara? Eso me parece que se logró. Y también por todo el trabajo de archivo, que estuvo a cargo de Aída Bautista, donde se empezaron a recopilar todas las imágenes que habían existido de Marisela en aquel momento. El hecho de que Marisela fuera una persona muy mediática cuando empezó la lucha para exigir justicia por el feminicidio de Rubí nos permitió que el personaje se pudiera reconstruir.
¿Cómo fue el proceso de filmar las entrevistas, desde conseguirlas como productora hasta hablar como director con las personas de un tema tan doloroso y cercano?
Laura: Después de hacer toda una investigación con el equipo que estuvo liderado por Carla Casillas y Alejandro Melgoza, teníamos básicamente un war room gigante con todo tipo de post-its de colores marcando las fechas de los eventos importantes y todos los nombres que iban saliendo a partir de los expedientes, los diarios de Marisela, las audiencias, los árboles genealógicos, etc. A partir de ahí, todo el equipo de producción va contactando a estas fuentes. Era muy importante que tuviéramos voces muy diversas, que vivieran este caso desde todas las perspectivas. Sin duda la voz de la familia era sumamente importante. También era importante para nosotros contar con las voces de las autoridades, de los fiscales, de los procuradores, de la gente del Ministerio Público que estuvo investigando por parte de la fiscalía, los amigos, los abogados. Realmente sí costó trabajo convencer a algunas personas. Por un lado, es un tema de seguridad, que la gente tiene miedo de hablar de estos temas y exponerse de nuevo y reabrir las historias. Por el otro, Carlos hizo un excelente trabajo de ganarse la confianza de todas las personas que salen y demostrar que nuestra misión era contar esto de una manera muy honesta y muy transparente.
Carlos: Se hace un trabajo previo de pre-entrevistas, de contacto, de ir a hablar con la gente en persona para sumarlos al documental y también entender su punto de vista y cómo pueden sumar a la narrativa más grande. Con Juan Manuel se hizo un trabajo previo de muchas visitas a la ciudad en donde vive. Con otros personajes, como Leticia, por ejemplo, que es una amiga muy cercana de Marisela, ella tenía miedo, tenía mucho miedo al inicio. Fue un trabajo de tratar de convencerlos de que podían confiar en nosotros. Y la verdad me gustaría agradecerles a todos ellos, que abrieron este capítulo tan doloroso de sus vidas con nosotros.
¿Qué trabas u obstáculos encontraron durante ese proceso, sobre todo al incluir a las autoridades como una voz dentro del relato?
Carlos: De entrada, hubo gente que se negó a dar su testimonio, por parte de las autoridades, sobre todo. Hay gente que rotundamente se negó, ni consideró las entrevistas, lo cual me parece no asumir la responsabilidad en una historia que pasó y en la que fuiste directamente partícipe. Y pues el miedo que había en algunas de las personas que llegamos a entrevistar, porque como impera y reina la impunidad en el país, da miedo contar, señalar y relatar casos de impunidad tan fuertes.
Laura: Creo que una de las complicaciones más grandes es entender el caso, entender su complejidad, y pues eso fue reflejo de los meses de trabajo de la investigación. A final de cuentas esta historia parte del feminicidio de Rubí en 2008, pero se va complicando a niveles que no podrías creer si no vives en México. Es difícil de creer que el sistema de justicia está tan podrido, tan disfuncional. Tener acceso a los expedientes y tener acceso a todos los archivos que te permiten ir hilando y poder darle un tipo de sentido a semejante caos, fue un trabajo que llevó muchos meses para entregar una historia que se pueda digerir y que una audiencia amplia pueda asimilar.
El documental cierra con un énfasis en la historia de amor que representa el caso de Marisela, en el amor por su hija. ¿Por qué quisieron cerrar el documental con esa nota positiva que contrasta con el horror del caso?
Carlos: Qué bueno que lo notaste. Eso es una discusión que Laura y yo tuvimos desde el inicio. Viendo referencias, notamos que con muchos documentales muy valiosos de este género siempre terminabas con un hueco en el estómago, que no sabías ni de dónde agarrarte. Queríamos buscar la manera de darle a la audiencia algo de qué agarrarse, en ese valor universal del amor, en esa inspiración, en que Marisela misma cerrara con su voz el documental, que ella invitara a la gente a sumarse a su exigencia de justicia diez años después de su asesinato, que es terrible que sea tan vigente. Lo que esperamos con ese final es que la gente se pueda agarrar de eso, que encuentre inspiración, que se sume a la conversación. Que exija, que pueda voltear a su alrededor y preguntarse: ¿Qué haría yo si esto me pasara a mí? ¿Qué haría yo en los zapatos de Marisela, en los zapatos de Juan Manuel? ¿Y qué puedo hacer para que esto no le pase a la gente a mi alrededor? Porque inevitablemente nos va a llegar a nosotros, a nuestras familias, si no lo detenemos.
La entrada Vencer el miedo: ¿cómo se hizo Las tres muertes de Marisela Escobedo? se publicó primero en Cine PREMIERE.
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