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«La mejor forma de innovar es siendo generoso»: Elena Fortes

CARRUSEL-MUJERES

El cine siempre ocupó un espacio en el hogar de Elena Fortes. Su mamá, Magdalena Acosta, fue parte de la primera generación del Centro de Capacitación Cinematográfica, además de que su familia solía visitar frecuentemente la Cineteca Nacional. “La primera película que vi como a los cuatro años fue Fanny y Alexander”, nos dice riendo. 

Sin embargo, el llamado de Elena vendría después, en 2005, cuando Diego Luna se cruzó en su camino. Tras estudiar la carrera de Comunicación Visual en Filadelfia, y de empezar una segunda carrera en Diseño Industrial –que no terminó–, conoció al actor y al productor Carlos Meza en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, justo cuando estaban a punto de fundar la productora Canana. “Les ofrecí mi trabajo de diseñadora y al par de semanas me hablaron y me dijeron: no necesitamos eso, pero tenemos esta idea de hacer un festival de documentales que pueda viajar, ¿te interesaría? Les dije que sí”.

Así fue como Elena Fortes llegó a Ambulante, festival que dirigiría durante 10 años, y que encendería su transformación. ¿En qué? En una de las productoras más importantes de México, interesada no sólo en narrar historias propositivas, sino también en que dichos relatos se conviertan en una herramienta de conexión.  “La experiencia [en Ambulante] fue una escuela en todos sentidos. Su misma estructura, para mí, fue un acierto. Era muy horizontal, los voluntarios eran casi gestores locales en cada uno de los estados a los que viaja. La idea no era ser una franquicia invasora, sino que cada estado se lo apropiara y que respondiera a las necesidades de sus públicos”, nos platica Elena, para quien la horizontalidad es el futuro de las organizaciones. “Creo que la mejor forma de innovar es siendo generoso y empoderando a otras personas. Lo vertical es muy patriarcal”.

Tras varios años de trabajo en el festival, Elena Fortes decidió regresar a su alma creativa. En 2017 fundó la productora No Ficción –junto con Daniela Alatorre–, con la cual ha producido ya cinco cortos documentales para Netflix, así como los largometrajes Retiro, dirigido por Alatorre, y Familia de medianoche, de Luke Lorentzen, que logró colarse en la lista corta del Óscar 2020. También fue productora asociada de Chicuarotes, película de Gael García Bernal y, más recientemente, de Vivos, documental dirigido por el artista chino Ai Weiwei, sobre las familias de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, estrenado en Sundance 2020. “Creo que ha habido muchos trabajos que han intentado descifrar los hechos, pero casi nunca enfocados en las familias”, reflexiona. 

Fue la necesidad de contar otras historias lo que llamó a Elena a la producción –aunque no descarta un futuro en la dirección–. A pesar de que el género documental siempre se ha caracterizado por su elemento de empatía y diversidad, la productora opina que hace falta renovar y permitir la entrada a otros creadores jóvenes. “Somos una industria muy cerrada y lo digo por mi propia experiencia, pues fui juzgada por mi edad muchas veces. No voy a juzgar a nadie por su falta de experiencia. Y también está el tema de quienes han sido excluidos, como las mujeres indígenas. Sus voces son esenciales al frente y detrás de las cámaras para cambiar la narrativa”. 

Elena Fortes

La responsabilidad y la capacidad de huir de la zona de confort son, para Elena, esenciales en los productores de hoy, además de la urgencia de propiciar otro tipo de experiencias en el set, mediante protocolos contra la violencia de género. Recientemente, No Ficción se unió a otras siete productoras mexicanas para desarrollar, junto con el Boston Center y la iniciativa Ya es Hora, el primer protocolo contra el acoso y el hostigamiento en producciones audiovisuales. Sin embargo, Fortes propone también otro tipo de visión, generalmente obviada, pero que es esencial desarrollar en una mente productora. “Muchas veces no se contempla, pero la labor del productor no sólo es asegurar que se lleve a cabo la producción, sino que llegue a su público”, nos dice. “Hay que pensar más allá de terminar la película. Esa era la visión de Ambulante: ¿cómo llegar a quienes protagonizan esos documentales, quienes los inspiran y que se pueden identificar con ellos? Creo que son alianzas que van más allá del cine”.

Imágenes que se salen de las pantallas, que alcanzan, que cambian percepciones y, por tanto, realidades. Ese es el cine de Elena Fortes, cuya labor creativa siempre ha estado ligada a lo social y lo político. “Siempre he sido una apasionada de conectar, gente, proyectos”, nos platica, al mismo tiempo que enfatiza la importancia cultural de las redes que se han creado entre mujeres. “Son redes de solidaridad, pero se reflejan en la creación de proyectos. No solo nos juntamos para quejarnos en lo colectivo. Si alguien está buscando una editora, de pronto conoces a seis”.

Entre los proyectos futuros, Elena enlista su primera incursión como productora en la docuficción: se trata de la siguiente película de Alonso Ruizpalacios (Museo), que explorará a la policía mexicana.

Fotoarte: Viridiana Salazar @un_astronauta (IG)

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