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Bacurau y la resistencia de la sensatez: plática con Kleber Mendonça Filho

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En la película brasileña Bacurau, una divertida combinación de géneros que van desde la ciencia ficción hasta el spaguetti western, pasando por el splatter, se dan cita en un pequeño poblado de la región norte de Brasil. El director Kleber Mendonça Filho junto con su frecuente colaborador Juliano Dornelles narran una historia de solidaridad y resistencia colectiva, al mismo tiempo que imprimen en ella sus universos favoritos: el del cine de los años 70, el de figuras como Sergio Leone y John Carpenter. Difícil de describir por medio de simples sinopsis, digamos que la cinta es una advertencia para quienes se atrevan a mirar con menosprecio o condescendencia a los habitantes de las pequeñas comunidades, brasileñas o latinoamericanas por igual. La respuesta que da el pueblo ficticio de Bacurau a políticos cínicos y asesinos racistas es sangrienta, catártica y aplastante.

Bacurau se llevó el Premio del Jurado en Cannes 2019, y ha sido discutida desde entonces a nivel mundial, tanto por los juegos de géneros que presenta como por su clara metáfora política, crítica del gobierno de Jair Bolsonaro, la extrema derecha, el racismo y, claro, Donald Trump. Al cineasta le parece una coincidencia significativa que nuestra plática sobre el proceso detrás de la cinta ocurra la misma mañana en que el presidente número 45 de Estados Unidos ha dejado la Casa Blanca: el mismo que inspiró de muchas maneras el guion, que estuvo desarrollándose durante años.

Platicamos con el cineasta sobre su proceso y el cambio de perspectiva que alimentó a Bacurau.

Bacurau

Como has contado antes, Bacurau fue una película que estuvo escribiéndose y desarrollándose durante bastantes años. ¿Cómo fue que evolucionó desde que tuvieron la idea en 2009 a medida que fue también cambiando el contexto político en Brasil y el mundo?

Ahorita he estado desarrollando y escribiendo un guion y la pregunta que todo el tiempo me hago es: todo este trabajo… ya sabes, escribir, y luego hacer la película… ¿es una idea tan interesante como para que merezca todo ese trabajo? Creo que todos nos preguntamos eso mientras trabajamos en algo. Originalmente teníamos un guion que era bueno, pero ¿sabes? en algún punto llamé a Juliano y le dije: me gusta el guion, pero no sé si esta es la película que quiero hacer. Y eso lo dejó en shock un poco, pero claro que cuando le dije esto yo ya tenía una solución. Le propuse otro camino por el cual podríamos irnos. Por lo que estaba pasando en Brasil y en Estados Unidos y el resto del mundo pensamos que debíamos cambiar todo un poco. Así que cambiamos la película. Y cuando la cambiamos creo que estábamos más conectados con todo lo que estaba pasando.

El primer guion era más sobre diferencias culturales y cine, pero se volvió demasiado meta, que probablemente era interesante, pero de pronto se me quitó el interés de hacer ese ejercicio. Entonces empezamos a desarrollar otra idea, hace como cinco o seis años, y de pronto Donald Trump se convirtió en una realidad, lo que la volvía aún más fuerte. Cuando subió como presidente fue un absoluto shock, como recordarás. Y ahora es interesante que estamos hablando el día en que justo ha dejado la Casa Blanca. Se subió a su helicóptero, con su esposa sonriendo –nunca la había visto sonreír tanto–.

El ascenso de Trump se volvió una fuente importante de energía de este proyecto. Siempre debemos ver el mundo como es. Y aunque esta es una historia sobre una pequeña comunidad, todos estamos conectados.

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Mientras escribían esta cinta estrenaste Neighboring Sounds y después Aquarius. Todo mientras Bacurau seguía tomando forma. ¿El proceso de los otros dos filmes influyeron de alguna manera el proceso creativo de Bacurau?

Sí, porque todos somos al final la suma de lo que vamos recolectando en el camino. Irónicamente Bacurau debió haber sido la segunda película. Aquarius llegó y dijo estoy lista. Fue muy rápida porque la escribí solo y Bacurau tomó mucho más tiempo también porque Juliano es un muy buen amigo, y cuando escribes con alguien más pasas mucho tiempo conversando, discutiendo y emocionados por lo que sentimos. Fue muy divertido, porque él es muy divertido, es un poco hiperactivo así que todo suele ser muy intenso. 

Pero también publiqué un libro –te juro que esto no es publicidad (ríe)–, que incluye mis tres guiones y lo que escribí en la introducción es que descubrí que, a lo largo de diez años, ha cambiado mi forma de ver las cosas. Y cambió por Brazil, porque el país ha sufrido bastantes cambios en esos años, desafortunadamente no muy positivos. Así que todo en Neighboring  Sounds es más etéreo, más difuminado. Y Aquarius es más incisiva. Creo que en Neighboring Sounds tenía esta noción de que quizá en realidad no había villanos en nuestra sociedad, que todo es más complejo que eso. Y sí es.

Pero en 2015 la violencia empezó a materializarse en Brasil, los ataques de la extrema derecha. Empecé a pensar que quizá sí existían los villanos, personas malas que trabajan todo el día básicamente para destruir a otras personas. 

Eso ya estaba incluido en Aquarius. Hay ahí un hombre que puede ser descrito como un villano. Por el contrario, no creo que puedas encontrar a alguien así en Neighboring Sounds. Y hoy tenemos muchos muchos villanos operando en Brasil, y salen en la TV  todos los días. Hablan como villanos, actúan como villanos.

Así que cuando subió Trump, y todo lo que estaba pasando en Brasil, y la rebatinga de poder que vino en 2016 cuando quitaron a Dilma Rousseff de la presidencia, en Bacurau era ya muy claro que teníamos villanos muy claros y definidos. 

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Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, directores de Bacurau.

La violencia que presenta la película podría parecer fantasiosa a algunos, pero has hablado de cómo esa violencia existe. Las personas en Brasil están muriendo, muchas veces por defender el territorio...

Sí, creo que cuando se trata de violencia, es decir violencia en el cine, creo que es justo el cine el único lugar en donde ésta debería existir. Así que no tengo ningún problema con la violencia en el cine. Llevo una vida 100% libre de violencia. Alguna vez sostuve una pistola en un set de una película pero estaba vacía. Y me dije a mí mismo, está pesada. Y punto. Ese ha sido mi único contacto con armas. Lo que sí es que si vas a representar a la violencia en una película, de verdad tienes que ponerte a pensar en qué estás haciendo.

Algo que me molesta de las armas en el cine es lo siguiente: éstas se han vuelto mucho más naturales que alguien que se acerca a darle un beso en la mejilla a otra persona. Un beso cariñoso, no sexual, en la mejilla. Y para mí eso se ha vuelto un problema. Particularmente en el uso de armas del cine americano. Se ha vuelto muy normal. Las personas apuntándose todo el tiempo. 

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Udo Kier interpreta al villano, el líder de unos asesinos dispuestos a matar a los habitantes de Bacurau por diversión.

Entonces para Bacurau tuvimos estas conversaciones y decidimos que cada vez que alguien apuntara un arma lo iba a hacer de una forma moral. Claro que tenemos a otras personas usándolas inmoralmente, pero la respuesta pensamos debía estar basada en la historia. Así que pensamos en el ghetto de Varsovia, en Polonia. Estaban siendo masacrados, debían hacer algo. También en la Guerra de Vietnam. Donde los americanos realmente no entendían qué estaban haciendo, ni a las personas, ni a la cultura. Y ahí fue cuando la película empezó a ser más interesante para nosotros. ¿Qué es lo que harán estas personas y cómo reaccionarán? Y también la pregunta: ¿Por qué están haciendo esto? Que es un cuestionamiento que no se hace en muchas películas porque justo la violencia se da por sentada. 

Creo que como sociedad nos falta el shock de preguntarnos qué pasó, por qué un evento violento ha sucedido. Las personas solo lo dan por sentado y solo lo aceptan como parte de la vida. Así que nos aseguramos que en varias escenas los personajes preguntaran a su agresores: ¿por qué? Era muy importante. Y es un cuestionamiento que creo también viene con compasión.

Se ha hablado mucho de esta mezcla de géneros que la película presenta, y como espectador una de las cosas que sorprende es justo la libertad narrativa, comparada con lo que vemos siempre en pantalla. ¿Ustedes lo vivieron como algo liberador?

Cuando me siento atraído hacia un proyecto me siento atraído hacia la idea de que puedo hacer lo que siempre he querido hacer en ciertas películas. Y a veces también miro alrededor y trato de entender qué es lo que el cine me está dando que quizá yo podría hacer y no lo estoy viendo. Así que me gusta hacer el cine que amaría ver si no fuera un cineasta. 

Y también, nunca pienso en términos de “libertad”, porque en realidad uno puede hacer lo que quiera con su película. Es decir, uno debe tratar de hacer lo que la película le pide. Creo que todo viene de la forma en que vemos las películas. Solía trabajar de crítico de cine, y podía ver que había una división entre lo que las personas ven. Por un lado está Hollywood, y lo que ven en los multiplexes, la televisión de paga y Netflix, y también mucho cine disponible pero que las personas realmente no ven. Y es como una dieta, si solo comes hamburguesas todos los días, un día cuando tengas un Ratatouille, vas a decir que es raro o feo. Mucho de lo que hacemos, y lo que hicimos en la película, las personas reaccionaron a ello como si fuera algo raro… Pero yo no pienso que sea raro para nada. 

Hablan mucho, por ejemplo, de cómo algunos personajes están desnudos y sucede que también son personas mayores. Pero entiendo de dónde viene, viene de una industria que no nos ha mostrado eso, personas mayores sin ropa. Pero ese fue un ejemplo.

Bacurau también es una historia de resistencia. Como cineasta brasileño, ¿qué significa para ti ese concepto en estos tiempos y contexto latinoamericano?

A veces, la resistencia significa simplemente decir “no”. Y esa fue una idea muy simple detrás de Aquarius. Queremos comprar tu casa. No está en venta. Pero ni siquiera has visto la oferta. No, gracias. Así es como es hoy. Y la sociedad y el mercado esperan que digas que sí. Así que la resistencia sería no perder de vista la realidad y decir, esto no está bien. Para mí eso es suficiente, para llamarte miembro de la resistencia. Al menos eso es suficiente para que te llamen en Brasil un comunista, solo decir: oigan, aquí hay un problema, esto no tiene sentido. 

De otra forma, lo que sucede es que todo está normalizándose. Si tú pones atención y dices, eso no debería ser normal, hay leyes contra eso, te conviertes en la resistencia. Obviamente también pienso en la resistencia francesa y en las guerras y eso, y claro que nunca pienso en levantar un arma.

Creo que para mí, resistir es ser sensato cuando lo absurdo ha sido normalizado.

¿Sabes? Como el gobierno brasileño, mandando aviones a India por vacunas, cuando la India te está diciendo no están listas. ¿Cómo es posible que se normalice eso? Así que espero seguir siendo parte de la resistencia, si eso es lo que significa.

Bacurau es un pueblo alejado de todo, pero al mismo muy consciente de lo que sucede. Una comunidad imposible de manipular o convertir en una presa fácil por esa fuerza comunitaria y esa consciencia. ¿Cómo crees que este pueblo ficticio enfrentaría la pandemia?

Nos aseguramos de que todos entendieran de que Bacurau tiene acceso a los libros. Hay una maestra, una de las personas mayores responsables. Domingas (Sonia Braga), por otro lado, es una doctora y también es una líder. Estas personas tienen una visión de la realidad basada en el conocimiento. Esa fue la idea detrás de la construcción de estos personajes y de la comunidad. También tienen un entendimiento de la realidad y de quienes son basada en la historia, pues tienen un museo. Así que estoy seguro que durante la pandemia respetarían cada protocolo  sensato. La ventaja de las tecnologías de la comunicación es que te permiten saltarte la comunicación oficial para llegar a la información real. Pondrían una barricada para protegerse, no dejarían entrar a nadie. Probablemente sería la última en la lista de ayuda del gobierno, así que tendrían que conseguir sus propias vacunas. Porque vemos que lo que sí tienen son nietos regados por todo el mundo con grandes contactos.

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