¿Recuerdan aquella maravillosa escena de “expectativa / realidad” de 500 days of Summer (500 días con ella)? Tom asiste a una reunión en casa de Summer y en su mente, las cosas debían salir de una manera, pero la realidad siempre es otra. Él le regala un libro de arquitectura, es gracioso frente a sus amigos, pero ella es indiferente.
Cuando decimos que esta escena es genial no es para burlarnos de Tom o alimentar la idea de que Summer es una mala persona, sino porque es lo que la mayoría vivimos en los periodos de búsqueda de pareja: la idealización de la otra persona, de las situaciones que vivimos a su lado, el molde de lo que queremos. Pero nada de eso corresponde a la realidad de la otra persona, ni siquiera a sus propias expectativas.
¿Qué sucede después? Summer se casa con un sujeto que conoce en una cafetería mientras Tom sufre una catarsis, y después de aislarse y renunciar a su trabajo, decide salir adelante llevando en mente lo que Summer siempre le dijo: No existe el destino.
En la realidad fuera del cine y de Hollywood donde el dolor dura 5 minutos –el héroe encuentra de nueva cuenta el amor (también) por causalidad–, suceden otras cosas que no son tan ideales, ni perfectas, ni catárticas, ni nobles, ni dichosas.
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Y para conversar de esto, hemos de tomar en cuenta un par de puntos. El primero es que, en las relaciones heterosexuales definidas por una estructura patriarcal, los hombres son los que generalmente toman la iniciativa, por lo que son los primeros en mostrar interés en formar una relación íntima o romántica con una mujer. Y esto se traduce en que la mujer simplemente diga que “sí” o “no”.
En segundo lugar, está aquella aceptación o negación por parte de la mujer, sobre todo en el segundo. Y aquí es donde las cosas se pueden poner complicadas. Los hombres se sienten desdichados por no ser correspondidos por la mujer en la que tanto esfuerzo invirtieron. Los friendzonenan y aparentemente no hay peores palabras que “sólo te quiero como amig@” o “sólo te puedo ofrecer mi amistad”.
Duele el rechazo y no es cosa menor. Pero muchas veces duele más la idea de que ella dijo que no cuando “debía” decir que sí. ¿Por qué? Porque las cartas jugaban a su favor: era lindo, la trataba bien, la invitaba a salir, le compraba regalos. ¿Cuál es el pequeño detalle? No le gustas y no hay interés. Punto.
En cuanto a la realidad de la mujer, el tema se complica aún más, pues son señaladas y juzgadas de “tontas” por no quedarse con el sujeto que está dispuesto a ser fiel y respetuoso (que conste que no hay medallas para esto); de “perras” por supuestamente haberles dado entrada; y de “zorras” por irse con el sujeto que sí les gusta “pero que seguramente las va a tratar mal”.
La friendzone es más compleja de lo que creemos y puede ser más peligrosa tanto para mujeres como hombres. Si más de una vez nos han bateado y enviado a la mal llamada friendzone, no nos confundamos. No es que algo se esté haciendo mal y mágicamente, con una serie de pasos o viendo una lista de 10 películas, se aprenda a “conquistar”.
Algunos de los hombres que se den el tiempo de leer esto, quizá reconozcan que los “friendzonearon” y que siguieron adelante con su vida. Pero han de saber que otros se lo toman como un reto donde el objetivo no es convencer, sino tener a la mujer que eligieron. Y ese reto se convierte en molestia, luego en acoso, luego la violencia escala y las cosas llegan a un extremo en el que no hay vuelta a atrás.
La friendzone se trata de consentimiento, responsabilidad afectiva y entender cómo se construyen las relaciones románticas y de amistad. Por eso, en sopitas.com platicamos con indecidibles, una colectiva que lucha contra la violencia de género, para ahondar sobre este tema, cómo no debemos de tomarlo a la ligera y qué conversaciones podemos tener.
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Las niñas visten de rosa y los niños de azul. Los niños deben alimentarse bien para ser fuertes, las niñas no comen mucho. Las niñas juegan con muñecas, y si te juntas con niños, eres medio machorra. Si eres niño juegas futbol y te ensucias, pero si te sientas con las niñas, podría haber algo raro.
Si eres niña usas vestido, te peinas y ves a mamá maquillándose para verse guapa. Los niños salen a practicar deporte con papá y no lloran. Las niñas deben alzar la mesa y ayudar a la abuela a lavar los platos mientras los niños ayudan a cargar las bolsas del súper. Nosotras no decimos groserías. Los niños no deben hablar de sus emociones.
Muchos crecimos con algunas de esas ideas, y de manera inconsciente, continuamos llevando a la práctica algunos de esos patrones de socialización diferenciados que empiezan con el deber de una niña/mujer y un niño/hombre.
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Conforme crecemos, todas estas reglas no sólo se aplican a la manera en la que nos desarrollamos, sino que inundan cada aspecto de nuestra vida escolar, laboral e interpersonal. Nuestra vida romántica no es la excepción, y esta se define a partir de las estructuras patriarcales.
“Hay una serie de creencias y formas de las que fuimos criad@s, y son los mandatos de género. Son los que nos dicen cómo debe ser una mujer y cómo debe ser un hombre“, nos dice Elisa Romano, psicóloga con formación en Neurociencias y especialista en Psicología Organizacional.
“Las relaciones heterosexuales (lazos de pareja), principalmente, no son relaciones horizontales. En la sociedad, las mujeres y los hombres no estamos en un estrato similar, pues hay una posición de poder de los hombres por encima de nosotras. En el relacionarnos de cualquier forma, siempre hay una verticalidad. Desde ahí es el punto de partida“.
Las mujeres fuimos criadas para ser seleccionadas, formar una familia y cuidar un hogar: la mujer debe sacrificarse por el cuidado de los otros y verse perfectas en el intento. A los hombres los educaron para elegir, proveer y proteger. Esta dinámica convierte a las mujeres en “un producto de consumo” a expensas de las decisiones que toman los hombres.
Esto se traduce en autoestima y poder. “Las mujeres no estamos completas, tenemos que estar perfectas para un hombre que es el que nos va a elegir. Entonces, las mujeres crecemos con un autoestima menor que los hombres“, continúa Elisa. Y en cuanto al poder, resulta más que evidente: el hombre es el que tiene la última palabra.
¿Y eso qué tiene que ver con la friendzone? Que conste que advertimos que el tema era complejo. Pero para allá vamos.
Todas las relaciones, absolutamente todas, parten de esos puntos: el deber ser de una mujer y el deber ser de un hombre. Los estereotipos son los que construyen la base de cualquier relación en la que, como sabemos, infiere algo de poder.
Antes (y actualmente en algunas comunidades y regiones), los padres eran los que pactaban las relaciones de matrimonio entre hombres y mujeres, estas últimas representando el menor valor de las partes. Las cosas han cambiado, desde luego, pero en esencia continuan manifestándose algunas de estas violencias.
“El hombre dice ‘yo quiero que ella sea mi novia’ y voy a hacer lo que me toca. Lo que socialmente se espera, es que la mujer responda que sí. Nada más. Es lo único que la mujer tiene que hacer porque yo, como hombre, ya te elegí a ti y sólo tienes que decir que sí“, advierte Elisa.
¿Pero qué sucede cuando dice que no? El sujeto cortejó e hizo todo lo que le toca, pero la mujer dijo que no. Aquel desajuste en la dinámica nos llevó a un lugar: las mujeres como responsables de NO hacer lo que históricamente se había determinado. “Creamos un mecanismo, la friendzone, donde las mujeres son las malas y las responsables“.
“Los hombres y las mujeres no pueden ser amigos porque el sexo está de por medio“, le dice Harry a Sally en When Harry Met Sally cuando esta le ofrece su amistad. Ella, para demostrarle que sí es posible tener una relación de amistad, le habla de sus amigos y cómo con ninguno ha tenido sexo.
Harry insiste en que no, que no es posible, que ellos siempre querrán tener sexo con ella aunque ella no quiera o ni siquiera lo sepa. “Ningún hombre puede ser amigo de una mujer a la que encuentra atractiva porque siempre quiere acostarse con ella“. Harry, desde su experiencia como hombre, desecha la posibilidad de una amistad si encuentra atractiva a la mujer… o no. Según él, los hombres siempre quieren acostarse con todas las mujeres.
Si esto fuera cierto, entonces estaríamos perdidos…
Aquí es donde surge la famosa friendzone. Una persona encuentra atractiva a otra al grado de intentar tener una relación de pareja o sexual, pero éste o ésta no siente ni responde de la misma manera. Podría ofrecerle su amistad, o bien, podría rechazar cualquier tipo de comunicación y contacto.
No en todos los casos, pero en algunos, la parte que manifestó sus sentimientos insiste en la posibilidad de tener una relación que no sea de amistad. Ante el “no”, lo único que sigue es 1) respetar la decisión de quien no quiere intentarlo y 2) respetar los sentimientos de quien los manifestó. Volvemos a lo mismo: consentimiento y responsabilidad afectiva.
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La ausencia de consentimiento se convierte en violencia. El consentimiento se trata de reconocer los derechos de una persona y su libertad para tomar decisiones. De un extremo a otro, el matrimonio infantil es un ejemplo grave de un acto no consentido; y obligar a una persona a tener relaciones sexuales habiéndose negado, es uno de los actos de violencia sexual más comunes.
El consentimiento, como indica la ONU Mujeres, debería ser parte esencial de la educación sexual integral desde la infancia para que los niños y las niñas primero reconozcan sus derechos e identifiquen los de los demás sin importar su sexo, género, religión, raza y más.
Pero lamentablemente, el consentimiento es “subjetivo” y da paso a que se interpreten señales que no dicen nada y sólo revelan nuestros deseos: una sonrisa, una invitación a salir a comer y una aceptación, contestar un mensaje de texto o una llamada, amabilidad. Todas estas acciones pueden ser interpretadas de acuerdo a los deseos de una persona, y muchas veces pueden borrar la línea del consentimiento para aquellos que no comprenden, en cualquiera de sus partes, que el no es no.
“Si ya no te aceptó la date, y si ya te dijo que nada más como amigos, siempre se queda la cosita de ‘Cómo de que no, voy a insistir porque a lo mejor después si se anima’. Entonces, vemos algunos casos donde el cortejo llega a ser acoso, y en los casos más graves hay agresión sexual“, comentó Sharon Fernández, politóloga, administradora pública y consultora en indecidibles.
“Debemos poder acercarnos más al consentimiento tanto de hombres y mujeres en relaciones heterosexuales y no heterosexuales. Ver el consentimiento como la base para cualquier relación humana, incluso en relaciones de amistad… Podemos abundar en esto y analizar justo cómo en algunas relaciones que salen de la friendzone, hay algunos casos de éxito, pero también otros donde la relación se vuelve muy violenta porque nunca nos enseñaron sobre esto“.
¿Cuántas veces no hemos escuchado frases como “no prendas el boiler si no te vas a meter a bañar” o “le diste entrada y al final dijiste que no”? Cualquier relación humana es confusa, y las relaciones románticas tienen el agregado de las expectativas en cuanto a sentimientos, los cuales están fuera de control e interpretación incluso de la misma persona que los experimenta.
Podríamos acceder a tener una cita, y durante esta, decidir que no es lo que buscamos o reconocer que no despierta el suficiente interés como para seguir adelante con una relación más íntima. Quizá accedamos a una segunda cita, y finalmente, para la tercera invitación, decir que no.
Es válido y es completamente comprensible para cualquiera de las partes sin importar si el hombre o la mujer son los que toman la decisión de no buscar más acercamientos. Lo peor que puede suceder es interpretar señales, sobre todo cuando se dio el último veredicto del “no”.
Que una mujer, por ejemplo, acepte salir con un hombre en distintas ocasiones, y finalmente decir que no es lo que busca, no significa que fue una aprovechada o interesada por “darle entrada”. Simplemente llegó a un punto en el que se reconoció que no tenía el interés que a lo mejor en un principio pensó que sí. Cuando esto no se respeta y se insiste, las cosas pueden escalar a niveles donde se dan violaciones a la privacidad, acoso y violencia sexual.
“Si crees que alguien se siente atraído hacia ti, buscarás verl@ más. Como cuando una persona se inclina hacia delante o se ríe o cualquier cosa, tienden a verlo como una señal de atracción sexual. Podrían no darse cuenta que cuando se inclinó, la otra persona se hizo para atrás“, reveló Antonia Abbey de la Universidad de Wayne State, quien realizó un estudio sobre la friendzone.
¿Qué sigue? La responsabilidad afectiva.
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¿Por qué se culpa a la mujer de herir los sentimientos de un hombre que recibió un “no” por respuesta? Ya lo platicamos, pero una mujer rompe el molde cuando dice que “no”.
La friendzone, cuando la interpretamos a nuestro favor, revela “una forma de violencia invisibilizada porque no es tanto como la violencia física o sexual, sino que se trata de algunos estándares que te ha impuesto la sociedad y que están tan normalizados que ni si quiera te das cuenta que existen o qué están mal“, nos dijo Paulina Montiel, estudiante de Ciencias Políticas y Economía.
Aceptar un no por respuesta y decir que no, es hacernos cargo de lo que sentimos y expresamos, y reconocer la autonomía de la otra persona. Eso es la responsabilidad afectiva.
“No negar o intentar transformar tus palabras para decir algo diferente… Decir que alguien está en la friendzone, es partir de la idea de que tú ya le pertenecías a alguien, ya eras de alguien. Entonces, decir que ‘no’ es como una violación a ese pacto que no acordaste nunca, pero la sociedad ya había aceptado por ti“.
La responsabilidad afectiva no sólo aplica –en una relación heterosexual– para los hombres y el reconocimiento de la decisiones que toma una mujer. Sino también para las mujeres al reconocer los sentimientos que el hombre manifestó. Pero se trata de eso: responsabilizarnos de nuestros sentimientos y acciones y reconocer el impacto que esto puede generar, emocionalmente hablando, en la otra persona.
Señalar y juzgar a una mujer por decir que “no”, tiene un impacto sumamente negativo a un nivel emocional. Pero no podemos olvidar del impacto negativo que la friendzone genera en los hombres.
Hay un sinfín de videos y memes en redes sociales donde un sujeto se declara a una mujer: flores, carteles, globos y parafernalia para pedirle que sea su novia. Si ella dice que no, no sólo es juzgada por “rechazar” la propuesta, sino que el hombre se convierte en el centro de distintas burlas, el “soldado caído”.
En YouTube hay compilaciones enteras de videos de hombres que fueron rechazados, “soldados que se lanzaron a su más grande batalla“. En todos estos videos hay algunas constantes: la mayoría son adolescentes, la presión social para ambas partes (sobre todo para la mujer) y los constantes “diles que sí, dale una oportunidad” y los “uh, wey, te dijo que no“.
Como comentamos, las circunstancias socioculturales y políticas definieron que el hombre toma la iniciativa y la mujer debe decir que sí. Todo el entorno de los hombres se rompe cuando no tienen éxito (educación de autodeterminación), y a las mujeres, en ese caso, se les responsabiliza.
“Responsabilizan más a las mujeres porque hay una socialización diferenciada entre hombres y mujeres. A las mujeres, desde chiquitas, nos enseñan lenguaje emocional, es decir, este lenguaje de aprender a decir ‘te quiero’. Emocionalmente tenemos estas herramientas de expresarnos. Los hombres no, incluso, el uso de este lenguaje se ve como una debilidad“, dijo Elisa continuando la conversación sobre los estándares y roles que nos tocan a cada uno.
El hombre, criado para competir, no puede aceptar un no por repuesta y la sociedad lo castiga si falló en su búsqueda de pareja. La idea de la friendzone como un “error”, refuerza estas dinámicas.
“Se espera que nosotras no tengamos la iniciativa y de que a nosotras nos encuentren. Poner toda esa responsabilidad en los hombres es quitarle también el poder de decisión a las mujeres y de las relaciones que construimos nosotras”, reitera Paulina.
Empezó la masacre. pic.twitter.com/p9OLTHkIeR
— IronHoms (@ironhoms) February 14, 2020
Sí, lo romántico es político, nos dice Elisa Romano, por que “estamos bajo una estructura patriarcal que es todo lo que ya platicamos sobre la diferencia de los roles de género, de poder. Es capitalista por el sentido de propiedad privada. El amor monógamo heterosexual responde a la propiedad privada, al ‘Yo te elijo a ti, tú eres mía’“.
Todo esto inicia, nuevamente, desde que somos pequeñas y pequeños, en cuanto a la parte sexoafectiva y la imposibilidad, diría Harry, de que un hombre y una mujer puedan tener una relación de amistad, “no nos enseñan que podemos mantener relaciones afectivas sin ser sexoafectivas entre hombres y mujeres“.
Cuando somos pequeñ@s y tenemos una amigo o un amigo, nos molestan con que es nuestra novia o novio. Huimos de la idea porque no la entendemos, porque no comprendemos por qué si nos llevamos bien con una niña, nos ha de gustar y ser nuestra novia. Todo eso, en mayor o menor medida, afecta la forma en la que nos relacionamos y construimos esas relaciones.
Como cuando un niño te molestaba en la primera y lo primero que te dicen es que le gustas, que esas es su manera de mostrar sus sentimientos, que seguro quiere algo contigo. ¿Cuándo ser molesto se convirtió en algo atractivo?, ¿por qué nos dicen esto desde niñ@s y por qué permitimos que la idea impere por el resto de nuestra vida?
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La friendzone existe, pero debemos dejar de verla como un espacio ofensivo, de fracaso y violento tanto para la persona que busca una relación íntima o romántica, como para la persona que no quiere llevar la relación a ese nivel. *Seamos conscientes que habrá mujeres y hombres que no quieran desarrollar tampoco una relación de amistad.
¿Qué sucede si mejor pensamos en la friendzone como un espacio donde nuestros cuerpos y sentimientos están a salvo y no como un lugar de rechazo, conquista, burlas y violencias?
Hay cientos de artículos que dan consejos a los hombres para no caer en la friendzone, para aprender a conquistar a la chica de sus sueños. “Quizá algo estás haciendo mal“, se puede leer en una editorial, “Pero no te preocupes, con esta serie de consejos, te aseguramos que ella caerá rendida a tus pies“.
Todos hemos leído esas notas en las que te dan consejos para ser más atractiva en tu primera cita; cómo ser más gracioso y hacerle creer que te interesan las mismas cosas que a ella; cómo llegar a la cama desde el principio o lo contrario, qué hacer para no llevar las cosas a ese nivel desde el inicio.
Consejos, consejos y más consejos que generalizan las relaciones y a las personas que interactúan. Si alguna vez llevaste a la práctica alguno de esos tips y funcionó, no creas que encontraste el vellocinio de oro… Simplemente tú y la otra persona estaban actuando conforme a un rol (o leyeron el mismo artículo).
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La entrada La friendzone: ¿Por qué puede ser peligroso para hombres y mujeres pensar que es un fracaso? se publicó primero en Sopitas.com.
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