Artistas y grupos musicales como Rolling Stones, Elton John, R.E.M., Lorde, Sia, Linkin Park, Green Day, Blondie y Pearl Jam, entre otros, demandaron a los dos principales partidos políticos de Estados Unidos que regulen el uso de sus canciones en campañas electorales.
En una carta, firmada por más de medio centenar de músicos junto a la organización de propiedad intelectual Artist Rights Alliance, se pide a los comités del Partido Republicano y Demócrata que «establezcan políticas claras que requieran que las campañas pregunten por el consentimiento de los artistas antes de usar públicamente su música en un entorno político o de campaña».
El uso de canciones populares en propaganda política ha sido objeto de controversia durante los últimos años, después de que artistas como Neil Young y Guns N’ Roses hayan criticado que sus temas formaran parte de los mítines de campaña de Donald Trump sin su consentimiento.
«Este no es un problema nuevo. O partidista. Cada ciclo electoral trae historias de artistas y compositores frustrados al encontrar que su trabajo se utiliza en entornos que sugieren el respaldo o el apoyo de los candidatos políticos sin su permiso o consentimiento», afirma la misiva.
Aerosmith, Alanis Morissette, Courtney Love, Cyndi Lauper y Elvis Costello también han firmado el documento.
«Ser arrastrado involuntariamente a la política de esta manera puede comprometer los valores personales de un artista al tiempo que decepciona y aliena a los fanáticos, con un gran costo moral y económico», señalan.
Los músicos y compositores demandan una respuesta antes del 10 de agosto, justo cuando faltarán menos de tres meses para las elecciones presidenciales de EU. y arrancará la campaña electoral tras celebrar los comités de cada partido.
Entre el resto de signatarios también figuran Linkin Park, Lykke Li, Panic! At The Disco, Regina Spektor, Sheryl Crow y Train.
«Como todos los demás ciudadanos, los artistas tienen el derecho fundamental de controlar su trabajo y tomar decisiones libres con respecto a su expresión política y participación. Usar su trabajo con fines políticos sin su consentimiento viola fundamentalmente esos derechos, y es una invasión de los intereses personales más privados», aseguran.
jb
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