En 2007, Eugenio Derbez tenía dos buenas razones para sonreír. Ni siquiera el gélido clima que caracteriza al Festival de Sundance le borraba la felicidad del rostro. Aquel año, uno de los certámenes fílmicos más importantes del mundo celebraba calurosamente a dos películas que incluían su nombre en los créditos. Por un lado, La misma luna, ópera prima de Patricia Riggen fue estrenada con una ovación de pie y logró un acuerdo de distribución nunca visto para una cinta nacional –o hablada en español– en este prestigiado evento. Por otro lado, la coproducción entre Argentina y Estados Unidos Sangre de mi sangre (Dir. Christopher Zalla) recibió el Gran Premio del Jurado en la competencia dramática de Sundance. Aquel año, Eugenio Derbez sonreía. Y las razones de ello iban mucho más allá del triunfo de dichas películas.

«A mí Sundance me cambio la vida», nos dice Eugenio Derbez con mucha felicidad. «En aquellos años, yo estaba intentando entrar al cine. Mis programas en la televisión ya eran muy conocidos y yo quería brincar a la pantalla grande, pero no me daban oportunidad. Me decían que no porque yo era muy comercial o porque era un comediante de la televisión y el cine mexicano, en ese entonces, era muy denso. Decían: ‘¿cómo vamos a meter a Ludovico Peluche o al Longe Moco en una película? La gente se va a reír’. Pero llegó Sundance y me cambió la vida. Me empezaron a tomar más en cuenta, más en serio, y me empezaron a dar más oportunidades en el cine. Le debo mucho a Sundance. Gracias a ese festival se me empezaron a abrir las puertas».

Nuestra charla con Eugenio Derbez ocurre unas horas después del estreno de CODA, filme inaugural de la edición 2021 de Sundance que recibió buenos comentarios del público y la crítica que disfrutaba, virtualmente y desde el confinamiento, uno de los festivales de cine más importantes del mundo. «Estoy muy emocionado», afirma el actor mexicano sobre su trabajo con la directora Sian Heder (Tallulah, 2016). «Desde que supe de esta película, hace varios años, me encantó [la idea] y, cuando me llamaron para ser parte de ella, no lo dudé ni un segundo. La directora es fantástica e hizo un trabajo espléndido. Además, el hecho de tener actores que realmente son sordos ayudó muchísimo a que la historia tuviera otro peso. Todo eso hizo [que CODA] sea una gran película y que le esté yendo tan bien en las críticas».

Apenas dos días después de su estreno, CODA fue adquirida por Apple Studios para su distribución internacional. La venta, de acuerdo con Variety, se convirtió en la transacción económica más alta en la historia de Sundance ya que se pagó cerca de $25 MDD por los derechos de la cinta. El movimiento supera el récord de Palm Springs (Dir. Max Barbakow) obtenido el año pasado cuando fue adquirida por Hulu y Neon por $22 MDD.

El acrónimo CODA sirve para distinguir a los hijos oyentes de padres sordos (Child of Deaf Adult, por sus siglas en inglés). Basada en la cinta francesa La familia Bélier (Dir. Éric Lartigau, 2014), el filme de Sian Heder narra la historia de Ruby Rossi (Emilia Jones), hija de una familia sordomuda que descubre su talento para cantar. Su camino se transforma cuando conoce a Bernardo Villalobos (Eugenio Derbez), un profesor de música que la impulsará a buscar una beca en una prestigiada escuela de música.

Una de las primeras indicaciones de Heder a Derbez fue que debía tocar el piano. Dudoso, el actor aceptó el reto –había tomado clases de niño–, «pero me tuve que meter a un curso intensivo… pero en serio», nos dice entre risas. «Me vino a coachear la misma maestra que tuvo Ryan Gosling en La La Land, y ella me ayudó varios meses para poder montar esas cinco o seis canciones que me hicieron aprender [para la película]. Me enseñaron a dirigir un coro de escuela, a mover las manos, cómo enseñar clases de canto y luego [a moldear] la personalidad del maestro. Yo quería hacer a un personaje diferente a lo que había hecho antes. Quise hacer a un maestro de esos a los que odias porque te trata mal pero que, tiempo después, te das cuenta que es el mejor; porque te exige y se preocupa por ti. Bernardo Villalobos es un maestro que no se toma su chamba a la ligera, que realmente le importa lo que hace y que no quiere perder su tiempo con niños tontos que no quieren tomar su clase. Él se da cuenta del talento de Ruby y por eso la empuja a que tome las riendas de su vida y que deje de ser únicamente la conexión de su familia con el mundo exterior. Creo que, finalmente, mi personaje es el que detona que la niña decida dejar a su familia y seguir con su vida».

Un cine abierto a la diversidad

Gracias a CODA, Eugenio Derbez volvió a Sundance con un personaje muy cercano a su historia. Bernardo Villalobos es un migrante mexicano que llegó a Estados Unidos en busca de una vida mejor e intentando que sea su talento el que hable por él. «Durante muchos años, cada que me llamaban para un papel [en Estados Unidos], me ofrecían ser únicamente el jardinero o el criminal de la historia», nos cuenta Derbez. «Eso te limita mucho como actor y te coarta tus sueños. Te hace pensar que nunca vas a tener oportunidad de crecer. Entonces ahí es donde yo he estado luchando por tratar de romper con ese estereotipo que, de repente, los productores o los directores tienen y no se dan cuenta que la vida no es así. Si tú aquí, en Estados Unidos, vas a una tienda, a un restaurante, a un hospital o a un despacho de abogados, a donde te pares, vas a encontrar a un latino, a un hindú, a un afroamericano o a un asiático. Éso es Estados Unidos. Ése es el mundo que se vive aquí. Entonces: ¿por qué no pensar que, de pronto, un maestro de música –como en este caso– pueda ser latino? O que un astronauta pueda ser latino. O un abogado. Quisiera que no pensaran nada más en los latinos cuando necesitan [cubrir papeles de] jardineros o criminales. Yo, desde mi trinchera, he luchado mucho por tratar de generar un cambio, por romper estereotipos. Al menos así lo hago cada que produzco algún proyecto».

Prueba de ello es Acapulco, la nueva serie que Eugenio prepara junto a Apple y Lionsgate, la cual será dirigida por Gary Alazraki (Nosotros los Nobles; Club de cuervos). «Siempre trato de meter en mis proyectos a talento mexicano» nos dice Derbez. «Cada que puedo, meto a actores mexicanos o, en este caso, a un director talentoso como Gary, quien dirigirá el primer episodio. La serie servirá como una especie de precuela de Cómo ser un latin lover, comedia que recaudó más de $62 MDD en la taquilla internacional en 2017.

«Máximo, el gigoló que vivía de puras viejitas millonarias, le cuenta a su sobrino cómo inició todo para él. Es un poco cómo fue que llegó a donde está. La serie empezará conmigo viviendo en una mega mansión en Beverly Hills , imagínate», nos cuenta Eugenio entre risas. «La serie tendrá mucha comedia. Y mucho corazón, también; como todo lo que hacemos por acá. Eso es un sello que siempre quiero llevar».

El futuro de Eugenio Derbez luce prometedor. Sundance cayó rendido al encanto de CODA y le otorgó cuatro de los premios más importantes de su palmarés este año: el premio de la audiencia, un galardón a Mejor dirección (para Sian Heder), el Gran premio del jurado en la sección dramática y un reconocimiento a mejor ensamble para todo su elenco. De acuerdo con Variety, CODA se convirtió en la primera película en la historia de Sundance en ganar los premios más importantes de la sección dramática de EUA.

14 años después, Sundance hace sonreír de nuevo a Eugenio Derbez. Y esa felicidad se suma a la lista de proyectos que tiene en puerta. De la mano de Amazon Prime Video, el actor mexicano lanzará la segunda temporada del reality De viaje con los Derbez y las temporadas 3 y 4 de LOL. «Viene también una película que íbamos a filmar el año pasado pero por la pandemia se detuvo. Digamos que es mi próxima película grande después de Overboard. Acá protagonizo y produzco. Viene un año bastante ocupado pero ya era hora porque el año pasado estuvo detenido todo».

Su próximo proyecto en la silla de dirección, tras la taquillera No se aceptan devoluciones, se encuentra en desarrollo. «La dirección me ha hecho ojitos toda la vida y muero de ganas [por volver]. Tengo un proyecto a punto de terminar. Ya estoy de verdad a nada. Un mes que me dejen tranquilo y lo termino. Y será mi siguiente película como director. Lo que pasa es que cuando yo dirijo, le dedico un año y medio al proyecto. Por eso, cada vez lo tengo que aplazar porque surgen cosas o compromisos. Pero estamos pensando que esta película se logre antes de que termine 2021».

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