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La distopía digital del exceso de información | Columna TL;DR

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La película Fahrenheit 451 (1966) de François Truffaut, basada en la novela homónima de Ray Bradbury, muestra una sociedad donde los bomberos queman libros en lugar de apagar incendios. Según el gobierno, leer causa ansiedad en la población porque los empuja a pensar y cuestionar, por lo que prohíbe todo material de lectura con el fin de mantener a la población feliz y dispuesta a trabajar. 

Al igual que en 1984 de George Orwell, el poder del estado está dirigido a conservar una sociedad pasiva y controlada por medio del flujo de información permitido a la población. El gobierno se convierte en un guardián de contenidos. En ambos casos, el tema central, la censura, está determinado por los miedos sociales y culturales del momento. 

Estos miedos no estaban infundados. El Macartismo en Estados Unidos y el comunismo en Rusia censuraban opiniones y, en México, por ejemplo, la producción de papel para periódicos estaba controlada por el estado mexicano, por lo que podían vigilar contenidos y someter a las publicaciones al querer discrepar de la línea oficial. 

Sin embargo, con el Internet, esto cambió. Desde sus inicios, los ciberoptimistas pensaron que lo digital sería un canal imposible de censurar, que permitiría la libre expresión a las minorías reprimidas, que expondría los abusos de autoridad. Internet fue visto como un fuego imparable para los bomberos de Fahrenheit 451.

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La película Fahrenheit 451 (1966) de François Truffaut, basada en la novela homónima de Ray Bradbury, muestra una sociedad donde los bomberos queman libros en lugar de apagar incendios.

Casi medio siglo después, ésta no es la realidad. Aunque es cierto que la gran mayoría de los gobiernos no pueden censurar información en redes sociales e internet en general, no es verdad que sea imposible, por ejemplo: la gran muralla digital de China o el control de Corea del Norte. 

Sin embargo, el problema ya no es solamente la censura , sino el exceso de información. El espacio digital sufre de una infodemia. Al ser imposible controlar todas las voces, lo más sencillo es ahogar cualquier voz discrepante con comentarios favorables. Los gobiernos pueden usar los medios tradicionales o implementar estrategias digitales como el uso de bots –programas para difundir cierta información para inundar los medios sociodigiatales. 

La infodemia (o exceso de información) ha sido considerada como un problema igual de serio que la pandemia de Covid-19 por la Organización Mundial de la Salud, pues es imposible determinar las fuentes de información confiable al existir tantos blogs, tuits y posts que presentan opiniones como verdades. Este tsunami de información puede venir de fuentes oficiales o industriales con intereses comerciales que posteriormente individuos con inclinaciones ideológicas similares repiten sin verificar la fuente o veracidad.

Hoy, en algunos países, los bomberos de Fahrenheit 451 trabajan para censurar contenido, pero en otros, se introduce un exceso de información en forma de noticias falsas como virus en el sistema con el propósito de distraer, bloquear u ocultar información. Al final de la película, el protagonista llega a una comunidad de personas que memorizan libros completos para mantener vivas las ideas de los grandes pensadores. El final revisado serían miles de nuevos integrantes de la comunidad que llegan gritando sus puntos de vista para distraer y hacer olvidar esas ideas tan peligrosas para los estados.

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